En un gesto de franca responsabilidad profesional, Juan Luis Galiacho, colaborador de Telecinco, tuvo que enfrentarse a las consecuencias de un error periodístico cometido la semana anterior al informar sobre un viaje de Victoria Federica y sus primos, Pablo y Juan Urdangarín. La controversia se avivó este domingo, 12 de enero, durante el programa «Fiesta», donde la presentadora Emma García interrogó a Galiacho sobre el desencuentro surgido a raíz de sus declaraciones.
Galiacho había informado que los jóvenes habían emprendido un viaje el pasado 3 de enero hacia Abu Dabi en un jet privado valorado en 90.000 euros, facilitado por el rey emérito. Sin embargo, esta afirmación fue desmentida por Alejandro Entrambasaguas, quien sostuvo que el viaje se realizó en un avión comercial. Posteriormente, Kiko Jiménez corroboró la versión de Entrambasaguas, afirmando que compartió el vuelo con Victoria Federica y su pareja, Sofía Suescun.
Este episodio no solo ha sembrado dudas sobre la veracidad de los hechos reportados por Galiacho sino que también ha avivado un debate sobre la fiabilidad y el rigor en el periodismo. Reconociendo su equivocación, Galiacho se disculpó públicamente durante el programa y expresó su disposición a acatar cualquier decisión del programa, incluso si esto implicaba su salida del mismo. Con emotivas palabras, subrayó la importancia de la credibilidad en el periodismo, comparándola con la firma personal de cada periodista.
Emma García, por su parte, ofreció un firme respaldo a Galiacho ante la adversidad, asegurándole su lugar en «Fiesta» y haciendo hincapié en el valor que el colaborador aporta al equipo. Este gesto de apoyo no solo reafirma la cohesión dentro del equipo del programa sino que también destaca la importancia de enfrentar y corregir los errores en una profesión donde la veracidad de la información es primordial.
Este incidente resalta los desafíos a los que se enfrentan los profesionales de la comunicación en la era de la información instantánea y la importancia de verificar diligentemente las fuentes para mantener la confianza del público. Juan Luis Galiacho, al reconocer abiertamente su error y asumir las consecuencias, deja una lección valiosa sobre la responsabilidad inherente al ejercicio del periodismo.
