En una reciente entrevista en el programa «Lo de Évole» de La Sexta, el portavoz de ERC en Madrid, Gabriel Rufián, ha compartido abiertamente sus inseguridades tanto en el ámbito político como personal, revelando los desafíos y presiones a los que se enfrenta diariamente. Con una sinceridad poco común en el ámbito político, ha admitido sentir constantemente su posición bajo amenaza, una presión que no solo se limita a su competencia profesional sino que también se extiende a aspectos más personales y emocionales.
Rufián, quien inicialmente se unió a la política con una expectativa de permanencia de 18 meses, se ha consolidado como una figura clave del independentismo catalán, según destacó el presentador Jordi Évole. Sin embargo, detrás de esta figura pública se esconde una lucha interna con complejos e inseguridades que marcaron sus inicios y continúan afectándolo. Profundamente, Rufián confesó cómo los comentarios sobre su físico le han impactado, rememorando un titular en particular que lo afectó profundamente, donde un artículo, bajo una jugada de palabras, lo criticaba por haber ganado peso.
Su lucha contra estas inseguridades personales lo llevó incluso a buscar la ayuda de un logopeda para sentirse más preparado y seguro al hablar en público. Rufián subrayó cómo, a pesar de simpatizar con muchas personas que comparten su visión política en Cataluña y el resto de España, la exposición mediática viene con un precio alto, especialmente cuando se enfrenta a ataques personales.
Un ejemplo particular de esto fue un artículo de un reconocido periódico catalán que, jugando con las palabras, lo criticaba por su apariencia física, situación que, según relata Rufián, fue especialmente difícil de manejar. Destacó cómo, a pesar de las expectativas sociales sobre cómo un hombre joven, blanco y heterosexual debería reaccionar ante tales comentarios, estos le han afectado profundamente. Rufián expresó su añoranza por poder disfrutar de momentos simples y relajados sin el escrutinio constante sobre su persona.
La vulnerabilidad mostrada por Rufián durante la entrevista ha abierto un nuevo capítulo en la percepción pública del político, humanizándolo ante los ojos de muchos y destacando la complejidad de las luchas internas que enfrentan incluso aquellos en posiciones de poder y visibilidad. Su testimonio ofrece una perspectiva crucial sobre las consecuencias personales de la vida pública y el coste emocional que puede acarrear.
