En una reciente aparición en el programa «Lo de Évole», emitido por La Sexta, Gabriel Rufián, conocido político y portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña en el Congreso de los Diputados, ha desencadenado una ola de reacciones al liderar un inesperado discurso de autocrítica hacia el movimiento independentista catalán. Durante la entrevista, Rufián, frente a las preguntas incisivas del presentador Jordi Évole, ha examinado de forma crítica los fallos y desaciertos que, según su perspectiva, han alejado al movimiento de su objetivo principal en la última década.
La intervención de Rufián ha sido especialmente notable al abordar la cuestión planteada por Évole sobre qué había hecho mal el independentismo para encontrarse en su actual estado de estancamiento. El político no dudó en señalar que, además de enfrentarse a una «maquinaria» en su contra, similar a la que padece el PSOE actualmente, un grave error había sido no cuidar ni incluir a aquellos simpatizantes externos al independentismo en sus discusiones y planteamientos. Rufián expresó su arrepentimiento por haber contribuido a un ambiente de exclusión: «Repartir carnets de pureza y yo he participado, eh. Me avergüenzo de ello», admitió con franqueza.
En un momento de reflexión profunda, señaló también que el fracaso en reconocer que no eran suficientes en número y que la estrategia no debía centrarse en la confrontación, sino en la persuasión y el diálogo, sin abandonar los principios fundamentales del movimiento, fue otro error clave. «No se hace vía palos, sino vía seducción», puntualizó, haciendo alusión a las tácticas contraproducentes de imposición y confrontación utilizadas en el pasado.
Además, durante la entrevista, fue visible el intento de Rufián por reorientar la narrativa del independentismo hacia una discusión más abierta y fundamentada en los motivos y las aspiraciones que definen la causa, en lugar de centrarse meramente en las vías para alcanzar la independencia. «Es muchísimo mejor hablar del porqué queremos la independencia de Cataluña, en lugar del cómo», argumentó, sugiriendo un cambio de enfoque en el diálogo sobre la independencia.
La autoevaluación de Rufián ha llamado la atención en un momento en que el movimiento independentista se encuentra en una encrucijada, luchando por definir su futuro y reconectar con una base social diversa y cada vez más escéptica. La honestidad y la vulnerabilidad mostradas por el político catalán no solo han generado un debate renovado sobre la estrategia y los objetivos del independentismo sino que también han puesto de manifiesto la complejidad y los desafíos internos que enfrenta el movimiento. La entrevista, por tanto, no solo captó el interés de los simpatizantes y detractores del independentismo sino que además ha servido como un llamado a la reflexión y posiblemente, a la reinventiva dentro de este colectivo en Cataluña.