La tradición taurina en la provincia de Guadalajara, incluida su capital, sigue muy viva en diversas localidades, siendo Brihuega reconocida por tener los segundos encierros taurinos más antiguos de España y una gran plaza de toros con capacidad para 8000 aficionados, conocida como ‘La Muralla’. Sin embargo, hay pequeños pueblos en la Alcarria que, aunque menos conocidos por sus festividades taurinas, han sido hogar de toreros ilustres y se están proyectando para fomentar el legado de la tauromaquia.
Fuentelencina, un pequeño municipio de apenas 319 habitantes y situado a unos 40 kilómetros de la capital, destaca por su fuerte afición taurina. Este pueblo fue residencia del célebre torero Iván Fandiño, quien vivió allí con su familia, y también albergó durante algún tiempo al icónico Manolete, dos figuras clave de la tauromaquia española. Manolete pasaba sus temporadas de descanso en este lugar debido a su relación con la artista Antonia Bronchalo, conocida como ‘Lupe Sino’.
La vinculación de Fuentelencina con la tauromaquia se materializa en la instalación de dos mosaicos en honor a Manolete e Iván Fandiño, y la rehabilitación de la casa donde Manolete se alojaba. Este inmueble ha sido cedido al Centro Internacional Taurino de Alto Rendimiento (CITAR), donde actualmente residen jóvenes que se están formando como toreros. El Ayuntamiento planea integrar esta casa en un futuro Museo Provincial de Tauromaquia que honrará la memoria de estos dos toreros.
El alcalde de Fuentelencina, Santos López Tabernero, ha puesto en marcha un ambicioso proyecto que podría requerir un presupuesto aproximado de dos millones de euros para la construcción del museo. Este espacio pedagógico se ubicará en un solar de 950 metros cuadrados, situado entre la Plaza Mayor y la iglesia parroquial, y se diseñará con materiales característicos de la zona para integrarse en el paisaje local. El museo contará con dos plantas, un salón permanente, una biblioteca, una mediateca y exposiciones dedicadas principalmente a Manolete, Fandiño y Juan Padilla.
A pesar de su tamaño, Fuentelencina ostenta cuatro plazas de toros, una de ellas en la Plaza Mayor, utilizada durante las fiestas del pueblo, además de otras tres de carácter privado. Entre estas, se encuentra una plaza techada en la finca de toros de El Berral, que es empleada por alumnos del CITAR para practicar, y otras instalaciones que fueron creadas por Iván Fandiño y el ganadero Diego Valladar.
López Tabernero ha señalado que la afición por la tauromaquia en Fuentelencina es fuerte y ha aumentado en los últimos años, sustentada por actividades como la suelta de reses, novilladas y la presencia del toro en las calles. Actualmente, aunque el tentadero de Fandiño no se utiliza, el de Valladar es muy activo durante las celebraciones y fiestas en la localidad.
El alcalde se muestra optimista respecto al futuro museo, convencido de que servirá como un importante atractivo para la comarca, ya que no existe ninguna otra iniciativa de este tipo en la provincia. Con este proyecto, Fuentelencina busca no solo preservar la tradición taurina, sino también promoverla y rendir homenaje a aquellos que han dejado una huella imborrable en el mundo del toreo.
