El ambiente en «MasterChef Celebrity 9» se tensó notablemente durante el último episodio, después de que el actor Francis Lorenzo obtuviera el pin de la inmunidad, un premio que no solo le garantizaba seguridad en el concurso sino también el poder de decisión sobre la formación de equipos para la prueba de exteriores realizada en Portugal. Esta situación desató controversias entre los participantes, evidenciando tensiones y roces hasta entonces desconocidos.
Durante la competencia en la que los aspirantes se enfrentaron al desafío de cocinar sin modernidades, a la antigua, Lorenzo tuvo que lidiar con las consecuencias de sus decisiones, que no fueron bien recibidas por algunos de sus compañeros. El actor compartió cómo se sintió al percibir una frialdad y distancia notable de parte de sus colegas, quienes, según él, mostraron su descontento con la formación de los equipos. «He notado frialdad, distancia, no querer mirarme a la cara», confesó Lorenzo sobre la reacción de algunos participantes tras la selección de los grupos.
La tensión entre los concursantes se palpó en el aire. Errores comunicativos y desacuerdos afloraron tras el anuncio de los equipos, llevando a María León al borde de la eliminación y a otros, como Marina, Cristina, y Topacio, a expresar su descontento de manera directa. Aunque algunos intentaron mantenerse neutrales o expresaron su apoyo a Lorenzo, el clima de competitividad y las estrategias de juego parecieron tomar un giro personal.
Pese a la resistencia, Francis Lorenzo mantuvo una postura resiliente ante los comentarios y la atmósfera creada en su contra. «A mí ya no me afecta nada», aseguró, demostrando su intención de no dejarse afectar por las dinámicas del grupo. Algunos compañeros, como Inés Hernand, abogaron por una perspectiva más lúdica del concurso, recordando a todos que, después de todo, se trata de un juego.
La edición de «MasterChef Celebrity 9» ha dejado en claro que el pin de la inmunidad es más que un simple objeto del deseo; es una prueba de la complejidad de las relaciones humanas bajo la presión del concurso. Lo que comenzó como una competencia culinaria, se ha convertido en un emocionante estudio de caracteres, donde cada plato y decisión puede hacer tambalear alianzas y revelar las verdaderas personalidades de los participantes.