En un giro impactante para la esfera política argentina, el expresidente Alberto Fernández se encuentra en el centro de un escandaloso caso de violencia machista, tras la difusión de fotos perturbadoras de su expareja, Fabiola Yañez, mostrando lesiones físicas. Este desarrollo ha escalado rápidamente, captando la atención del público y provocando una oleada de reacciones a lo largo del país.
Las imágenes, que exhiben a Yañez con moratones visibles en su brazo y alrededor del ojo derecho, se han convertido en pruebas clave en la denuncia presentada contra Fernández. Fechadas en agosto de 2021, en medio de la crisis sanitaria global, este lote de pruebas incluye no solo las fotografías, sino también intercambios de mensajes y registros de audio donde Yañez acusa al exmandatario de agresiones físicas continuadas durante tres días.
La revelación ha causado conmoción en los círculos políticos argentinos, con figuras destacadas posicionándose de manera enfática contra Fernández. Manuel Adorni, portavoz presidencial, ha manifestado su repudio declarando un rotundo «Señores: nunca más. Fin». Luis Petri, ministro de Defensa, fue más allá al argumentar que Fernández «debería ir preso ya como otros violentos con prisión preventiva», un reflejo del creciente descontento contra la impunidad frente a actos de violencia de género.
Asimismo, la controversia ha alcanzado esferas políticas más amplias, con el partido ultraderechista La Libertad Avanza, liderado por el actual presidente Javier Milei, publicando las fotos en redes sociales y urgiendo a la aprehensión de Fernández. A pesar del esfuerzo por llamar la atención sobre el caso, colectivos feministas criticaron a este grupo por su oportunismo político y su posición contraria a las políticas de género, destacando una preocupante manipulación del activismo feminista para fines partidarios.
Esta situación representa un punto bajo en la carrera política de Fernández, quien concluyó su presidencia hace casi ocho meses después de cuatro años en el poder, marcados por fuertes críticas a su gestión y controversias, como la filtración de fotos de una fiesta de cumpleaños durante el confinamiento, y ahora, este escándalo de violencia doméstica que añade una capa más oscura a su legado.
El caso ha capturado no solo la atención de Argentina, sino también la preocupación internacional, a medida que se desarrolla la investigación y el público exige justicia. Con un clamor creciente por respuestas y acciones concretas, el país se encuentra en un momento crucial de reflexión sobre la violencia de género y el papel de sus líderes en la promoción de una cultura de respeto e igualdad.