Cuando el partido de extrema derecha y abiertamente germanófobo, Reagrupamiento Nacional (RN), no logró asegurar la mayoría de escaños en el Parlamento francés, desde Berlín se respiró alivio. La victoria del RN habría significado, casi con certeza, el fin de la cooperación franco-alemana en defensa y un alejamiento del mando militar integrado de la OTAN, proyectos que el RN había prometido desmantelar.
Sin embargo, esta situación no ofrece motivo alguno para la complacencia a Alemania. Los resultados recientes de las elecciones en sus aliados más cercanos han sido una fuente constante de preocupación para Berlín, que ha visto cómo podría quedar más aislada. La victoria de Joe Biden en Estados Unidos en 2020 y la de Emmanuel Macron en Francia en 2022, junto con la reciente contención de la pérdida de escaños por parte de Macron en las elecciones legislativas, si bien son un alivio, también resaltan los desafíos que enfrenta Alemania para mantener sus alianzas más valiosas.
Alemania se ha mantenido dependiente de la cooperación de sus aliados para la defensa, debido al estado precario de su propio ejército y a décadas de subfinanciación. Aunque se están haciendo esfuerzos para revertir esta tendencia, la sincronización con sus aliados sigue siendo una piedra angular de la política de seguridad alemana. La nación se rige por el principio de «nunca solos», apoyándose en la alianza transatlántica con Estados Unidos y el proyecto de integración europea, particularmente a través de su estrecha relación con Francia.
La estrategia de seguridad de Alemania, visible en su primera publicación de una estrategia de seguridad nacional, subraya la importancia de sus lazos con Francia y Estados Unidos. El tratado de Aquisgrán con Francia es una muestra de este compromiso mutuo de defensa, algo que no se espejea con ningún otro país europeo.
Sin embargo, esta dependencia de Francia y Estados Unidos no está exenta de riesgos. El auge del Reagrupamiento Nacional en Francia y sus tendencias germanófobas, junto con la posibilidad de un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, quien ha mostrado interés en desvincular a Estados Unidos de la OTAN, presenta desafíos significativos para Alemania. El panorama político cambia, y con él, la certeza de la cooperación en seguridad y defensa.
Además, la reciente integración de brigadas de combate holandesas en divisiones del ejército alemán muestra un esfuerzo por buscar cooperación más allá de los socios tradicionales. Pero el cambio en la política holandesa hacia posiciones más críticas de la UE sugiere que incluso estas cooperaciones pueden volverse problemáticas.
Frente a estos desafíos, Alemania se encuentra en una encrucijada. La invasión rusa de Ucrania en 2022 y la creciente influencia de China han demostrado las limitaciones del modelo de seguridad alemán basado exclusivamente en la cooperación. Se hace imperativo para Alemania no solo fortalecer sus propias capacidades de defensa sino también diversificar sus cooperaciones en Europa, mirando hacia Polonia, el Reino Unido, y los países nórdicos, para garantizar su seguridad.
En un momento en que las alianzas tradicionales parecen estar bajo amenaza y los viejos modelos de seguridad ya no bastan, Alemania debe tomar medidas decisivas para no quedarse atrás en un mundo cada vez más volátil y fragmentado. La independencia y la iniciativa podrían ser los nuevos principios rectores de la política de seguridad y defensa alemana en los próximos años.