Fortaleciendo la Ciencia: Cómo Apoyarla y Asegurar su Responsabilidad Simultáneamente

En un contexto donde la relación entre la ciencia y la política se encuentra en constante debate, surgen voces que claman por una reintegración de estándares más altos en la práctica científica. El Director de la Oficina de Política Científica y Tecnológica (OSTP), Michael Kratsios, expone que la integridad de la ciencia y la política no deben oponerse, argumentando que es esencial que las decisiones se basen en investigaciones sólidas, transparentes y colaborativas. Para Kratsios, la «Gold Standard Science» representa un ideal que todos los científicos deberían abrazar.

Sin embargo, no todos comparten este enfoque. Algunos en la comunidad científica han priorizado la partisanship sobre la profesionalidad, lo que ha suscitado críticas. J. Holden Thorp, editor en jefe de las revistas Science, también se pronunció al respecto, afirmando que se puede apoyar a la ciencia y, al mismo tiempo, exigir rendición de cuentas. Tal postura busca propiciar un diálogo abierto y honesto sobre los problemas que enfrenta la comunidad científica en lugar de optar por la defensiva, prácticas jurídicas o declaraciones cuidadosamente elaboradas.

La administración de Trump ha tomado medidas concretas al firmar una orden ejecutiva destinada a restaurar los estándares de excelencia en la ciencia estadounidense, lo que refleja un compromiso por fomentar la confianza entre el público y el ámbito científico. Sin embargo, este esfuerzo se enfrenta a un desafío importante: el cisma que ha crecido entre el ciudadano común y la comunidad científica.

Muchos coinciden en que es crucial reestablecer la conexión entre la ciencia y la sociedad. Las voces provenientes de diversas partes, incluida la administración actual, subrayan que existe un momento propicio para colaborar en la búsqueda de soluciones que fortalezcan esta relación.

El desafío radica en la necesidad de transparencia, comunicación y voluntad para enfrentar problemas. Es fundamental que tanto los científicos como las instituciones se desprendan de la defensividad y colaboren en una conversación constructiva, y no como una mera respuesta a crisis. Así, se abre la puerta a una nueva era en la que la ciencia y la política pueden coexistir en armonía, apuntando a la mejora continua de la calidad del conocimiento generado y su aplicación en la vida diaria.

Fuente: WhiteHouse.gov

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