Forenses desestiman que el acusado del crimen machista de Tarancón padeciera alguna patología psiquiátrica o toxicomanía

Forenses rechazan que el acusado del crimen machista de Tarancón sufriera alguna patología psiquiátrica o tóxica

La primera sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Cuenca por el crimen machista de Tarancón concluyó con la declaración de los forenses, quienes descartaron que el acusado, J.E.M., presentara alguna patología psiquiátrica o toxicomanía que pudiera haber influido en su comportamiento al cometer el crimen. Según el estudio psiquiátrico realizado, el investigado no mostraba alteraciones en sus capacidades cognitivas y volitivas.

Los forenses afirmaron que en la historia clínica del acusado no había antecedentes de problemas psiquiátricos, y que no ejerció su derecho a ser evaluado por un forense. Durante la entrevista personal, no se observaron alteraciones en su comportamiento, y su actitud durante el juicio también fue catalogada como «tranquila», lo que llevó a uno de los forenses a cuestionar la veracidad de sus declaraciones anteriores, que incluían manifestaciones sobre posibles amenazas de muerte en su contra.

En cuanto a la autopsia, se reveló que la víctima había sufrido una «persecución extremadamente violenta». Se contabilizaron 38 lesiones, de las cuales 34 fueron por arma blanca, y algunas heridas fueron tan severas que casi provocaron la decapitación. La causa de la muerte fue un shock hipovolémico debido a la pérdida de sangre, y se encontraron restos biológicos del marido en las uñas de la mujer.

Familiares de O.E.M., la víctima, han manifestado su convicción de que el crimen fue premeditado. Uno de sus hermanos, que estaba en camino a cenar con ella la noche del crimen, declaró haber presenciado múltiples episodios de maltrato y denunció que el acusado había esperado el final del Ramadán, una festividad importante para los musulmanes, para llevar a cabo el asesinato. Otro hermano destacó que todos los problemas familiares surgían del comportamiento de J.E.M., describiendo a O.E.M. como una madre trabajadora que se ocupaba de sus hijos.

También se presentó la declaración del hijo mayor, quien recordó ver a su padre con un cuchillo y cómo intentó cubrir el cuerpo para detener el sangrado. Además, la educadora social que había estado trabajando con la familia desde 2016 testificó acerca de la personalidad de la víctima y de las dinámicas familiares, destacando que O.E.M. nunca transmitió la gravedad de las agresiones sufridas, a lo que ella respondía con humor. El 2 de mayo, el día del crimen, J.E.M. se había presentado en el centro social «muy nervioso» y manifestó su intención de matar a su mujer bajo la creencia de que ella intentaba contratar a alguien para matarlo, lo que precipitó el fatal desenlace.

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