La Feria Nacional del Vino (Fenavin) se ha consolidado como un evento esencial en el calendario de profesionales del sector vitivinícola, atrayendo la atención de importadores y compradores de todo el mundo. Uno de los testimonios más destacados proviene de Fini Thomsen, importador danés de la empresa FiniVin, quien ha asistido a la feria durante más de una década. En una reciente nota de prensa, Thomsen compartió cómo Fenavin no solo ha transformado su negocio, sino que también ha enriquecido la diversidad del vino español en Dinamarca.
Thomsen enfatizó que su participación en la feria le permitió adquirir un conocimiento profundo sobre la calidad y variedad de los vinos españoles. «En los tres días que pasé en la feria, adquirí un conocimiento mucho mayor sobre la diversidad y calidad de los vinos españoles del que tenía al llegar. Fue una gran experiencia que marcó un antes y un después en mi carrera como comprador», declaró.
Uno de sus recuerdos más preciados de Fenavin es su visita en 2013 al estand de Campos Góticos, de Ribera del Duero, donde encontró un vino que le impactó profundamente. «Todavía recuerdo mis notas de cata de esa época, escribí repetidamente ‘excepcional’. Era un vino fantástico, producido por una personalidad auténtica que capturó mi atención y mi confianza», narró el importador.
La feria ha mejorado con los años, y aspectos como La Galería del Vino han optimizado la experiencia de los asistentes. Thomsen dedicó tiempo a degustar y comparar vinos de diversas regiones, lo que considera esencial para su labor como comprador. «Todos los días paso una o dos horas degustando y comparando vinos de diferentes regiones, añadas, niveles de precio y calidad. Es una ayuda esencial en mi trabajo como comprador», comentó.
Según Thomsen, lo que hace única a Fenavin es su excelente organización y el nivel de profesionalidad de todos los involucrados. «La agenda de reuniones entre bodegas y compradores está establecida antes de la llegada a la feria, lo que garantiza un uso eficiente del tiempo», indicó. Además, destacó la pasión de los viticultores españoles con los que trabaja, quienes generalmente provienen de pequeñas bodegas familiares y están comprometidos con la calidad en sus vinos.
«Gracias a la feria, la diversidad de vinos españoles ahora se refleja incluso en los pequeños pueblos de toda Dinamarca», afirmó Thomsen, quien también destacó la importancia de las amistades que ha forjado a través de este evento, lo que permite contar historias auténticas detrás de cada botella, algo que sus clientes valoran enormemente.
Por último, el importador subrayó cómo la innovación en la viticultura española ha conquistado el mercado internacional. «En los últimos 20 años, el vino español ha dado un gran salto con nuevas interpretaciones de los vinos clásicos, así como el relanzamiento de variedades de uva ancestrales y casi olvidadas. La nueva generación de viticultores apasionados y bien formados produce hoy en día vinos que definitivamente pueden compararse con los de sus vecinos Francia e Italia, especialmente en términos de relación calidad-precio», concluyó.