La revuelta se encuentra en pleno proceso de adaptación en su nueva temporada, y su última emisión en Televisión Española trajo consigo algunas sorpresas interesantes. En esta edición, el show, liderado por David Broncano, decidió modificar un aspecto del formato: adelantó la entrada de los invitados y pospuso la participación de sus colaboradores, como Jorge Ponce, quien presentó su sección desde las afueras del teatro en Gran Vía después de la entrevista principal.
La incertidumbre rodeaba la revelación de los invitados, una estrategia que podría mantenerse en las próximas semanas. Mientras Broncano anunció que Pepa Bueno sería la entrevistada el jueves 11 de septiembre, dejó caer que el miércoles aún no había confirmado a los artistas que würde participaran. Sin embargo, la sorpresa no tardó en llegar, ya que Fernando Tejero y Alejandro Amenábar se unieron al programa en un momento clave: la promoción de su película, «El cautivo».
Para Tejero, esta fue su tercera aparición en el show. Recordó un tenso incidente que vivió en sus primeras ediciones en La Resistencia, donde la conversación giró en torno a temas incómodos. «Me bloqueé y no sabía que me ibas a preguntar lo del dinero», confesó el actor, refiriéndose a aquel episodio que llevó a Broncano a calificarlo como uno de los peores invitados en la historia de su formato de humor.
A pesar del pasado complicado, ambos ofrecieron un espectáculo divertido y lleno de camaradería. Tejero compartió que, tras aquel enfrentamiento, habían podido reconciliarse y hasta sellar la paz con un beso en directo. «Ahora hay, incluso, una incipiente amistad», expresó el actor, mientras aprovechaba la ocasión para bromear sobre la vestimenta del presentador.
Las risas fluyeron entre el público y los participantes mientras se compartían anécdotas y comentarios jocosos. Tejero no dudó en insinuar que podía haber oportunidades románticas con Broncano, lo que provocó más risas y un ambiente distendido. “Nunca se sabe, cada uno juega sus fichas”, respondió Broncano, eludiendo tomar el comentario demasiado en serio.
Este último programa de La revuelta no solo marcó un intento de evolución en su formato, sino que también se convirtió en un escenario donde dos figuras del entretenimiento español pudieron dejar atrás viejos rencores y disfrutar de un momento divertido y fresco en televisión, mostrando que las segundas oportunidades a menudo son más que bienvenidas.