Fernando Alonso y Aston Martin: Crece la tensión por una posible separación en 2026

Fernando Alonso atraviesa un momento crítico en Aston Martin. Los continuos fallos mecánicos de su monoplaza han encendido las dudas sobre el futuro de la relación, especialmente tras su frustrante abandono en Monza

En Monza, la catedral de la velocidad, Fernando Alonso volvió a vivir una misa negra. El AMR25, más caprichoso que fiable, decidió traicionarlo justo cuando acariciaba unos valiosos puntos en séptima posición. Una suspensión rota dejó al piloto español, con gesto endurecido, caminando hacia boxes como si cargara el peso de todas las frustraciones de una década. Irónicamente, el coche aguanta bien en situaciones de vacío, pero se descompone cuando los puntos están al alcance de la mano.

Aston Martin repite un guion tedioso y predecible: en Mónaco, el motor falló mientras Alonso luchaba por el sexto puesto; en Italia, la suspensión lo dejó sin opciones. Ya no son errores puntuales, sino una letanía mecánica que golpea siempre en el momento más cruel. Un piloto veterano como él, con más de veinte años en Fórmula 1, empieza a sentir que la suerte, lejos de ser caprichosa, está siendo despiadada.

La voz de Alonso: entre la rabia y el desencanto

El propio Alonso lo confesó sin tapujos: “Siempre nos pasa cuando estamos en los puntos. En otras carreras, nada sucede”. Su tono ya no es el de un guerrero enfurecido, sino el de alguien atrapado en un destino absurdo. Un hombre con la serenidad de la experiencia que solo exige lo básico: consistencia. No pide milagros ni victorias imposibles; solo que su coche no se derrumbe cuando debería brillar.

En este contraste, la ferocidad del piloto se enfrenta a la fragilidad de su monoplaza, dibujando una tragedia en cada carrera. Alonso cumple, el equipo cumple, pero la máquina se convierte en su enemigo. Su resignación parece más la de un filósofo que la de un deportista, reflejando que no es solo una cuestión de talento ni esfuerzo, sino de una invisible grieta que separa la gloria del fracaso.

2026: ¿ruptura o redención?

El futuro se dibuja incierto. La paciencia de Alonso se agota y 2026 se asoma como una frontera inevitable. Aston Martin debe decidir si su proyecto se convierte en un arma real o en un espejismo. El piloto, que aún conserva su instinto depredador, deberá cuestionarse si vale la pena seguir invirtiendo su tiempo en un coche que se desmorona cuando debería estar en la lucha por el podio.

La Fórmula 1 no concede prórrogas. Cada temporada es una batalla y cada abandono, una herida. Alonso sabe que no puede desperdiciar sus últimos años en un monoplaza que falla cuando debería triunfar. En este contexto, un posible divorcio no sería una traición, sino una consecuencia natural: como dos amantes que, tras múltiples intentos, descubren que lo que les impide avanzar nunca fue la pasión, sino la incapacidad de coexistir sin romperse.

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