Feminismo y Conciencia de Clase: Juntas en la Lucha por la Igualdad Social

La serie La Promesa continúa atrapando a los espectadores de La 1 de Televisión Española, en parte gracias a personajes como Catalina de Luján, interpretada por Carmen Asecas. La noble, decidida a luchar contra el caciquismo del barón de Valladares, encarna una revolución social que resuena en un contexto histórico marcado por profundas desigualdades.

Asecas describe a Catalina como «una persona pasional, muy justiciera y con un gran sentido del orgullo», una combinación que a menudo la lleva a generar conflictos. Esta autenticidad en su papel se convierte en un viaje de autoexploración, permitiendo que la actriz se conecte íntimamente con su personaje. Más allá de ser simplemente un rol, Catalina representa una visión feminista que considera vital la igualdad entre hombres y mujeres, abogando por una conciencia de clase que debería acompañar al movimiento feminista.

En un reciente reportaje del programa Objetivo Igualdad, Asecas y otras mujeres del equipo creativo, como la directora Eva Bermúdez de Castro y la operadora de cámara Helena Serrano, discutieron la situación actual de la mujer en la industria audiovisual. Con sus intervenciones, destacaron la relevancia de representar figuras femeninas fuertes en la ficción y la importancia de tener un equipo diverso detrás de las cámaras.

La serie no solo refleja un entorno social tumultuoso en el año 1916, sino que también pone de relieve debates que aún son pertinentes. Asecas menciona que Catalina «nos recuerda que el camino hacia la igualdad es largo», refiriéndose a momentos clave de la historia como la obtención del derecho al voto femenino en 1931, otorgado gracias a mujeres valientes como Clara Campoamor. Estas luchas del pasado brindan un contexto a la importancia de los derechos actuales, ya que, como resalta Asecas, «gracias a estas mujeres estamos donde estamos».

Mientras los personajes de La Promesa enfrentan sus propios desafíos, el humor también encuentra su espacio. Asecas comenta con ironía sobre la ventaja de no tener que llevar corsé, un símbolo de opresión estética que, en su época, limitaba las libertades de las mujeres. Sin embargo, el corsé ha evolucionado en los tiempos modernos en formas de presión estética, reflejadas en preocupaciones contemporáneas como las operaciones estéticas y los estándares de belleza impuestos por la sociedad.

En este escenario, el barón de Valladares, interpretado por Jacobo Dicenta, representa un antagonista cuyo poder y misoginia se ponen a prueba por la determinación de Catalina. «Me obligan a intervenir, caiga quien caiga», afirma Dicenta sobre su personaje, subrayando la dinámica tensa que se desencadena entre ellos.

La serie nos invita a reflexionar sobre la historia, mientras celebra los logros por venir, apuntando a que la lucha por los derechos es una tarea que requiere tanto constancia como valentía. La historia de Catalina, llena de pasión e ideales, se convierte así en un eco de los cambios necesarios que aún están por realizarse, tanto en la pantalla como en la vida real.

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