En su último movimiento estratégico, el Partido Popular (PP) ha decidido centrar sus esfuerzos en la migración ilegal, un tema que han identificado como prioritario para un segmento significativo de su electorado potencial. Este giro pretende atraer a aquellos votantes que consideran la inmigración irregular como una de sus principales preocupaciones. Sin embargo, la forma en que se está llevando a cabo esta estrategia ha generado diversas reacciones, incluyendo críticas y comparaciones poco favorables.
El PP ha detectado que una gran parte de los votantes se muestra preocupada por la migración ilegal, lo que ha llevado al partido a ajustar su discurso para abordar este tema con mayor firmeza. En un intento por captar a estos votantes, el PP ha adoptado una postura más dura, similar a la de partidos europeos de derecha, como el de Marine Le Pen en Francia. La intención es clara: posicionarse como un partido fuerte y resolutivo frente a los desafíos que presenta la inmigración ilegal.
A pesar de sus esfuerzos por reforzar su postura en torno a la migración ilegal, el PP se enfrenta a un escepticismo considerable. Las críticas apuntan a que el partido, en su intento por parecerse a Le Pen, ha caído en el ridículo, proyectando una imagen que algunos consideran poco seria y hasta caricaturesca. La comparación con “la cabra de la Legión” ilustra esta percepción de manera contundente. En lugar de ser vistos como una fuerza política auténtica y adaptada a las necesidades españolas, estos esfuerzos se han interpretado como un simple intentos de copiar fórmulas extranjeras sin considerar las particularidades locales.