El reality show más seguido de Telecinco, «Gran Hermano 2024», ha vuelto a estar en el centro de la tormenta tras la última gala expulsatoria. En un giro inesperado, los porcentajes ciegos mostraron una contienda muy ajustada entre Luis, Lucía, Nerea y Laura, siendo este último nombre el más controversial de la noche.
La competencia por la supervivencia se tiñó de los sabores de la Comunidad Valenciana, en una prueba semanal que requirió de los participantes hacer la mejor paella, un gesto aparentemente inocente que desembocó en una serie de acusaciones hacia el programa por presunto favoritismo. El equipo ganador, liderado por Laura, debió cocinar en directo para ganarse el privilegio de la salvación, pero contra todo pronóstico fue Lucía quien se llevó el premio a la mejor paella, desatando el descontento de los espectadores.
Las redes sociales se inundaron de comentarios acusando a «Gran Hermano 2024» de manipular la competencia para beneficiar a Laura, a quien se le atribuye un trato de favor por ser la hija de la emblemática concursante de «GH 1», María José Galera. Este descontento se agravó con acusaciones de censura por parte de la producción hacia comentarios inapropiados de Laura hacia otra concursante, apodándola despectivamente «microondas», lo que aumentó el clamor de una protección especial hacia ella.
Esta situación ha reavivado antiguos debates sobre la integridad del programa y los criterios de selección y salvación de sus participantes. A pesar de las críticas, Lucía logró salvarse de la expulsión, elevando las tensiones en la casa y entre los seguidores del show. Además, se apunta que, aunque Laura no consiguió librarse de la nominación esta vez, el programa parece dispuesto a mantenerla en juego, a pesar de las controversias.
Una imagen de María José Galera apareció publicada junto a noticias que intensifican la especulación sobre su posible involucramiento en el curso actual del concurso. Esto ha abierto una nueva dimensión en la discusión sobre la influencia de exconcursantes en el desenvolvimiento y las decisiones del «Gran Hermano» contemporáneo.
A medida que el programa avanza, la tensión entre la audiencia, los concursantes y la producción parece solo acentuarse. Con la última gala expulsatoria generando más preguntas que respuestas, «Gran Hermano 2024» continúa siendo un fenómeno televisivo que captura la división de opiniones, la polémica y el incesante debate sobre la naturaleza del reality televisivo en la era digital.
