El exalcalde de Ciudad Real, Francisco Gil-Ortega, ha fallecido este martes, dejando un gran vacío en la política local. Según fuentes del Partido Popular, Gil-Ortega perdió la vida en el día de hoy, generando tristeza y consternación entre sus compañeros de partido y el resto de la comunidad.
Gil-Ortega ocupó el cargo de alcalde de Ciudad Real durante doce años, desde 1995 hasta 2007. Durante su mandato, llevó a cabo numerosas políticas y proyectos que contribuyeron al desarrollo y progreso de la ciudad. Su liderazgo y dedicación fueron reconocidos por la ciudadanía, convirtiéndolo en una figura destacada en la política local.
Además de su labor como alcalde, Gil-Ortega desempeñó otros cargos de gran relevancia. Fue vicepresidente primero de la Mesa de las Cortes de Castilla-La Mancha, donde mostró su compromiso con la comunidad y su capacidad para la gestión política. También ocupó la presidencia de Enresa entre los años 2012 y 2015, demostrando su conocimiento y experiencia en el ámbito energético.
La noticia de su fallecimiento ha generado un profundo impacto en la comunidad, que reconoce y valora la labor de Gil-Ortega en su trayectoria política. Su pérdida es sentida no solo por el Partido Popular, sino por todos aquellos que tuvieron la oportunidad de trabajar y colaborar con él.
Ante esta triste noticia, el Ayuntamiento de Ciudad Real ha convocado un pleno extraordinario para rendir homenaje a Francisco Gil-Ortega. La sesión se llevará a cabo a las 19:00 horas, y se espera la presencia de autoridades, compañeros y amigos del exalcalde para despedirlo y recordar su legado.
La muerte de Francisco Gil-Ortega deja un hueco difícil de llenar en la política local de Ciudad Real. Su dedicación, experiencia y compromiso fueron ejemplos a seguir para muchos. Su partida deja un legado de trabajo y esfuerzo, que seguramente será recordado y valorado por mucho tiempo.
En estos momentos de duelo, es importante recordar la importancia de honrar y reconocer la labor de aquellos que han dedicado su vida a servir a la comunidad. Francisco Gil-Ortega deja un legado político que deberá ser preservado y valorado, como muestra de gratitud por su dedicación y servicio a la ciudad de Ciudad Real.
