Las tensiones en el norte de Inglaterra han escalado a niveles preocupantes tras una serie de disturbios orquestados por grupos ultraderechistas en la ciudad de Rotherham, donde un hotel designado para alojar inmigrantes fue asaltado violentamente. En una ola de protestas contra la inmigración que sacude la región, los atacantes, enmascarados y cargados de ira, han incendiado la fachada del hotel Holiday Inn, además de romper ventanas y lanzar objetos contra la policía, lo que ha llevado a escenas de caos y a daños materiales significativos.
La violencia no se limitó a este hotel. Similares disturbios se extendieron a otras ciudades como Liverpool, donde una librería fue incendiada, y Southport, desencadenando una respuesta policial intensificada. Las autoridades activaron Órdenes de la Sección 60 en Liverpool y Southport, otorgando a los agentes poderes excepcionales para registrar a individuos sospechosos y evitar una mayor escalada de la violencia, medidas que permanecieron en vigencia desde las 14.00 horas del domingo hasta las 02.00 horas del lunes.
En Cleveland, los manifestantes lograron romper el cerco policial provocando el cierre forzoso de comercios, y disturbios similares se reportaron en Middlesbrough durante la tarde del domingo. La violencia también se hizo presente en Bristol, donde se informó de 16 detenciones y se abrió una investigación por incidentes violentos que incluyeron desde reyertas y desorden público hasta actos de crueldad contra animales policiales.
El inspector jefe Vicks Hayward-Melen, de la Policía de Bristol, condenó enérgicamente las acciones, subrayando la distinción entre la manifestación pacífica, una tradición largamente sostenida en la ciudad, y los actos violentos presenciados. La policía promete no quedarse de brazos cruzados frente a estos actos de violencia criminal, anticipando una pronta acción judicial contra los responsables.
La espiral de violencia se produce en un contexto de creciente polarización en torno al debate sobre la inmigración en el Reino Unido, con manifestaciones y contramanifestaciones marcando un aumento de la tensión social en varias ciudades. El sábado anterior ya se había reportado la detención de más de un centenar de personas en incidentes relacionados con concentraciones de extrema derecha y respuestas antifascistas, señalando una escalada preocupante de hostilidades en el país.
Este nuevo episodio de disturbios contra instalaciones acogiendo a inmigrantes destaca los desafíos crecientes que enfrenta el Reino Unido en su gestión de la diversidad y la integración, subrayando la necesidad urgente de diálogo, tolerancia y comprensión para superar los divisionismos y fomentar una comunidad más inclusiva y pacífica.