La noche del 19 de septiembre se tornó caldeada en el programa No somos nadie, emitido por Ten y Canal Quickie. Todo comenzó en un ambiente festivo que rápidamente se transformó en un tenso cruce de palabras entre Belén Esteban y la familia del italiano Carlo Costanzia tras unas declaraciones que no cayeron bien en el clan.
La situación se originó por la ausencia de Mar Flores en las fotos del cumpleaños de Terelu Campos. Durante la conversación, Kiko Matamoros sugirió que Costanzia y su hijo no se sintieron cómodos en la celebración, comentando que los invitados no eran de su «nivel». Fue entonces cuando Belén alzó la voz, sugiriendo que el verdadero nivel de algunas personas en la fiesta no era precisamente ejemplar.
En un momento de clara indignación, Belén Esteban no dudó en dirigirse a las cámaras, advirtiendo que no iba a permitir que su familia fuera objeto de ataques. “¡De la mía, ni esto!”, expresó, dejando claro que sus seres queridos no son presas de la prensa o la televisión. La colaboradora recordó que rumor tras rumor no solamente perjudica su imagen, sino que también proyecta una amenaza hacia su hija.
Carlota Corredera, la presentadora del programa, mostró su sorpresa ante las «advertencias» que, según Belén, habría recibido. El ambiente se tornó aún más tenso cuando Esteban confirmó que algunos en el sector televisivo le habían aconsejado ser cautelosa con sus declaraciones, considerándolas potencialmente perjudiciales. Sin embargo, ella declaró sin titubear que no podía dejar que la intimidaran. “Yo no recibo órdenes”, enfatizó, decidida a defender su postura y la de su familia.
“Si tienen valor, expresen una mentira”, sentenció, resaltando la distancia entre su condición mediática y la de su hija, quien, según explicó, no busca fama a costa de los conflictos familiares. La colaboradora dejó caer que no le temía a las repercusiones, y que era hora de dejar en claro quién manda en su vida y en su narrativa mediática.
Así, se produjo un choque frontal que no solo resalta la constante presión de la vida en el ojo público, sino también el incesante tira y afloja entre las personalidades del entretenimiento, donde cada palabra puede ser un chispa que desencadene una explosión de polémica.