Un viaje por la historia de la relojería, narrado a través de trescientas piezas únicas, es lo que ofrece la actual exposición en la planta baja del Museo Cristina García Rodero. Esta muestra excepcional, disponible hasta el sábado, recoge una selección de relojes con un recorrido temporal que va desde un ejemplar de 1640 hasta modelos de 1950, representando así más de tres siglos de evolución en el arte de medir el tiempo.
El experto relojero Santos Aparicio proporciona uno de los puntos más destacados de la exposición con un reloj del siglo XVII, al cual espera dar nueva vida y que vuelva a marcar las horas próximamente. Un ambicioso proyecto que demuestra el compromiso con la restauración y el valor histórico de estas piezas.
La exhibición no pierde la oportunidad de resaltar la herencia local al incluir una reproducción del reloj de sol de 1604 situado en la fachada de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, así como el antiguo reloj del conocido hotel Castilla. Adicionalmente, presenta la mesa de un taller de relojero junto con todos los utensilios esenciales para este meticuloso oficio, mostrando una faceta más íntima y práctica de la relojería.
Entre las curiosidades, los visitantes encontrarán un reloj cuya caja fue fabricada en Puertollano, conteniendo maquinaria original de 1870, y el pesado y voluminoso reloj de sereno, empleado para proteger a los vecinos durante la noche.
La muestra también rinde homenaje a Ángel García Cáceres y Ángel Sobrino, figuras claves en la consolidación de esta colectiva y en la recolección de los relojes exhibidos. Además, se celebra la dedicación y paciencia de los nueve miembros de la asociación de relojería mecánica de Puertollano, quienes han trabajado incansablemente para preservar y revivir esta tradición artesanal en la ciudad.
Dentro del marco de recuperación de oficios, la concejal de bienestar social y mayores, Sagrario Almodóvar, junto al alcalde Miguel Ángel Ruiz, y las concejals María Castellanos e Inmaculada Amaro, subrayan la importancia de esta exposición como un llamado a la juventud para involucrarse y mantener viva una actividad económica con un legado en peligro de desaparición.
La exposición es igualmente un escaparate de la labor de Santos Aparicio y su familia, significativos contribuyentes al evento con muchos relojes provenientes de su relojería familiar, abierta por su padre en tiempos pasados, además de piezas adquiridas en países como la India o Alemania.
La asociación no solo comparte su saber relojero, sino que también colabora en nuevos proyectos como la restauración de un antiguo reloj de iglesia de Torralba de Calatrava, contando con la ayuda de varios expertos y artesanos del ámbito nacional.
En una pujante presentación de habilidad, historia y dedicación, la exposición no solo exhibe el ingenio y la belleza de estas máquinas del tiempo, sino que también enfatiza el valor cultural que cada pieza condensa y la importancia de su preservación.
La entrada a esta retrospectiva de la relojería está descrita como un evento imperdible en el Museo García Rodero y es una iniciativa destacada del Ayuntamiento de Puertollano.