La crisis migratoria hacia España ha experimentado un notable giro en los últimos años, reflejando un dramático cambio en el paisaje geopolítico y socioeconómico global. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha sido testigo directo de este cambio, recibiendo un flujo creciente de solicitantes de asilo que llegan con heridas profundas, tanto físicas como emocionales, y un origen cada vez más homogéneo: Mali. Raquel Santos, directora de Programas de CEAR, enfatiza la vulnerabilidad de estos individuos, que llegan a España tras superar travesías llena de peligros.
Los datos apuntan a un aumento sin precedentes del número de malienses buscando refugio en España. Sólo en 2024, un total de 15.261 malienses llegaron a las costas españolas, posicionándose así como la principal nacionalidad entre los solicitantes de asilo, y evidenciando un claro desplazamiento en las dinámicas migratorias tradicionales.
Este fenómeno no se limita a un aumento en los números, sino que también refleja la complejidad de las crisis que impulsan a estas poblaciones a emigrar. El Sahel, región de origen de muchos de estos migrantes, se ha visto sumido en una espiral de violencia, inestabilidad política e inseguridad alimentaria, exacerbadas por el cambio climático. Mali, Burkina Faso y Níger, en particular, se encuentran en el centro de esta tormenta, enfrentando no solo la violencia de grupos armados afiliados a redes yihadistas sino también intentos de golpes de estado por juntas militares que han prometido, sin éxito, restaurar la seguridad.
La reacción de la población ante estas crisis es diversa, pero significativa. Mientras que miles buscan un futuro mejor en las costas europeas, la mayoría de los desplazados del Sahel optan por migrar dentro del propio continente africano. No obstante, para aquellos que deciden embarcarse hacia España, la travesía está lejos de ser segura. Canarias, en 2024, se convirtió en escenario de la ruta marítima más activa y mortal para los migrantes, con más de 10.000 personas perdiendo la vida en el intento de alcanzar Europa.
La respuesta de Europa y España a esta crisis migratoria es multifacética, involucrando tanto esfuerzos de acogida y asilo como debates sobre políticas migratorias y relación con terceros países. Por otra parte, la dinámica migratoria también se ve afectada por factores como la sobrepesca en Senegal, que destaca el impacto ambiental y económico de las prácticas de pesca industrial extranjera, empujando a los jóvenes hacia el camino de la emigración como una alternativa viable ante la falta de oportunidades en su lugar de origen.
Este cambio de paradigma refleja una realidad compleja y multifactorial, donde la violencia, la inestabilidad, el cambio climático, y las políticas económicas internacionales se entrelazan para moldear las rutas y razones de aquellos que buscan un futuro mejor en Europa. La comunidad internacional se ve así enfrentada al desafío de abordar las causas fundamentales de estas migraciones, en un esfuerzo por ofrecer respuestas humanas y sostenibles a una de las crisis humanitarias más significativas de nuestro tiempo.