Explorando la Ciudad «Invisible»: Un Viaje a la Metrópoli Fantasma Más Grande del Planeta

En un intento por explorar los rincones más inusuales del mundo, Marco decidió aventurarse en Naypyidaw, la capital de Myanmar, una ciudad cuya vastedad y desolación contradice el propósito usual de una metrópolis vibrante y poblada. Con una superficie seis veces superior a la de Nueva York, Naypyidaw se perfilaba en el papel como un epicentro de actividad y desarrollo. Sin embargo, lo que Marco encontró fue una realidad diametralmente opuesta: calles desiertas, autopistas sin vehículos y estructuras monumentales sin espectadores.

Los lujosos hoteles y los imponentes monumentos de Naypyidaw languidecen en el olvido, tan vacíos como las avenidas que deberían bulliciar con el ajetreo de la vida diaria. Se informa que en esta misteriosa ciudad, diseñada para albergar a millones, sólo reside aproximadamente un millón de almas. La sumisión a este olvido se debe en parte a la resistencia local contra el régimen militar que ha dominado Myanmar durante décadas, haciendo que Naypyidaw se perciba más como un símbolo de opresión que como una capital acogedora.

El guía local de Marco ofreció una visión reveladora sobre el vacío que caracteriza a Naypyidaw, explicando que la ciudad es ampliamente boicoteada por la población, que rechaza todo lo que está vinculado al gobierno. Este rechazo colectivo y la ubicación aislada de Naypyidaw, distante de los principales centros económicos y culturales del país, han cimentado su reputación como la “capital fantasma” del mundo.

La estructura urbana de Naypyidaw, dividida en secciones específicas —militar, hotelera, deportiva, residencial—, añade a su aura de artificialidad. Los techos de los edificios, pintados de colores diferentes según la profesión de sus habitantes, reflejan una organización que dista mucho de la espontaneidad característica de las ciudades vibrantes.

A día de hoy, con Myanmar aún bajo el yugo de la Junta Militar, Naypyidaw permanece como una fortaleza de este régimen. El turismo es escaso, limitado por las recomendaciones internacionales que desaconsejan viajar al país excepto en circunstancias excepcionales.

Mientras tanto, en otros contextos, Europa enfrenta su propia batalla en materia ambiental, intentando controlar sus desechos para prevenir que las denominadas «ecomafias» trafiquen estos residuos hacia el Sudeste Asiático. Además, en Afganistán, las mujeres desafían valientemente la opresión talibana, recurriendo al canto como forma de protesta cuando se les prohíbe hablar. Estas historias resaltan la diversidad de desafíos y resistencias que coexisten en nuestro mundo interconectado.

La exploración de Marco en Naypyidaw ofrece una ventana hacia la complejidad de las dinámicas globales, desde las luchas por el medio ambiente hasta la resistencia contra la opresión. Su experiencia en Myanmar, en particular, desafía nuestra comprensión de lo que constituye una capital, presentando una ciudad que, a pesar de su impresionante diseño, se encuentra vacía, tanto física como espiritualmente.

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