Europa explora métodos para facilitar deportaciones a Afganistán sin negociar con el régimen talibán

En un movimiento que refleja la creciente preocupación por la seguridad y la gestión de la migración en Europa, un grupo de países liderado por Austria ha comenzado a explorar formas de reanudar las deportaciones a Siria. Este esfuerzo sigue a una reunión en Nicosia a mediados de mayo, donde el ministro austriaco del Interior, Gerhard Karner, junto con representantes de Chipre, República Checa, Dinamarca, Grecia, Italia, Malta y Polonia, discutieron la situación de seguridad en Siria con el objetivo de deportar a los solicitantes de asilo rechazados y a aquellos que han perdido su derecho de asilo por cometer delitos.

La iniciativa ha ganado tracción luego de incidentes violentos en Alemania que impulsaron a este país a unirse a la coalición. Tras los ataques con cuchillo perpetrados por un afgano y un sirio en Mannheim y Solingen respectivamente, el líder de la oposición alemana, Friedrich Merz, ha presionado para un endurecimiento de las leyes de asilo, proponiendo una «gran coalición de asilo» y la suspensión de la admisión de personas procedentes de Afganistán y Siria, medidas que chocan con la legislación de la Unión Europea, según expertos.

A pesar de la resistencia política y los desafíos legales, Alemania ha mostrado determinación en reanudar las deportaciones a estos países. En agosto, organizó un vuelo de deportación a Afganistán, el primero en tres años, y está explorando vías indirectas para ejecutar estas acciones a través de un acuerdo migratorio con Uzbekistán, firmado por el canciller Olaf Scholz. Este acuerdo incluye provisiones para el tránsito de criminales afganos, pese a las preocupaciones legales sobre los riesgos de tortura o maltrato que enfrentarían los deportados.

En cuanto a Siria, las deportaciones han estado suspendidas desde 2012, pero la reunión de mayo en Nicosia indicó un potencial cambio de política. Austria y Italia han liderado un llamado dentro de la UE para reconocer la inamovible posición de poder de Bashar Al Assad en Siria. En julio, se elaboró un «documento oficioso» apoyado por varios países que aboga por un reajuste en la estrategia de la UE hacia Siria.

La República Checa está tomando pasos concretos hacia la implementación de estas deportaciones, planificando una misión a Siria este otoño para establecer zonas seguras en cooperación con las autoridades sirias. Este plan requiere la aprobación del régimen sirio, con el cual la República Checa ha mantenido canales diplomáticos abiertos incluso durante los períodos más tensos.

Esta tendencia hacia la reanudación de las deportaciones a países de origen, típicamente considerados inseguros, ilustra un cambio significativo en la política migratoria de Europa, subrayando la complejidad y la división dentro de la UE en cuanto a cómo manejar las llegadas de refugiados y migrantes, especialmente en el contexto de la acogida diferenciada entre los refugiados ucranianos y aquellos de países como Siria y Afganistán.

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