En Ginebra, se lleva a cabo una crucial reunión entre Estados Unidos y Ucrania para discutir un plan de paz que se presentará a Vladimir Putin, mientras la guerra se prepara para afrontar su tercer invierno. El presidente Zelenski tiene hasta el jueves para decidir si acepta los términos propuestos por la administración Trump, aunque el exmandatario admitió que estos son flexibles y que aún existe margen para el diálogo. Ucrania cuenta con el apoyo de Alemania, Francia y Reino Unido en lo que muchos consideran una mesa de negociaciones complicada.
Los puntos más conflictivos del plan incluyen la cesión de la región del Donbás a Rusia y el reconocimiento de Crimea como territorio ruso, así como la reducción de las fuerzas armadas ucranianas y un compromiso de no unirse a la OTAN. A pesar de esto, Zelenski ha expresado su esperanza en alcanzar un acuerdo que ponga fin al derramamiento de sangre, subrayando la importancia de contar con garantías de seguridad. Mientras tanto, líderes europeos como el canciller alemán han sido críticos, sugiriendo revisar el plan y asegurar que la soberanía ucraniana no sea comprometida.
Además, en el marco de la cumbre del G20, el presidente del Gobierno español ha enfatizado la necesidad de una «revisión profunda» para garantizar que todas las voces estén presentes en las discusiones sobre el futuro de Europa. Por su parte, el presidente turco Erdogan planea hablar con Putin para revitalizar conversaciones sobre un corredor de cereales, esencial para la economía y el bienestar humanitario, en la creencia de que estas iniciativas pueden ser pasos vitales hacia la paz en la región.
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