En un contundente pronunciamiento, miembros del Parlamento Europeo han instado a la comunidad internacional a unirse a un boicot contra las autoproclamadas autoridades de Georgia. Según los parlamentarios, estas autoridades están siendo acusadas de socavar sistemáticamente la democracia del país y reprimir a los disidentes.
Durante una sesión reciente del Comité de Asuntos Exteriores, se discutieron en profundidad las preocupantes acciones del gobierno georgiano. Los eurodiputados manifestaron su gran preocupación por lo que consideran una grave erosión de los principios democráticos, que se manifiesta en la creciente represión de voces críticas y opositoras en la nación caucásica.
Según el comunicado, los representantes del Parlamento Europeo han observado un incremento en la polarización política y una disminución de la libertad de expresión en Georgia, lo que atenta contra los valores fundamentales defendidos por la Unión Europea y la comunidad internacional en general. En un intento por frenar estas tendencias autoritarias, los eurodiputados han propuesto una política clara de aislamiento que involucra la suspensión de apoyo a las mencionadas autoridades.
El llamamiento a un boicot internacional busca ejercer presión sobre los líderes de facto de la región para que reviertan sus políticas y se comprometan a restaurar los procesos democráticos. Esta medida incluiría sanciones económicas y diplomáticas con el objetivo de aislar económicamente a las autoridades responsables de los presuntos abusos.
Representantes del Comité de Asuntos Exteriores subrayaron que este es un momento crítico para la democracia en Georgia y que la inacción de la comunidad internacional no es una opción viable. Destacaron la importancia de mostrar una postura unificada y firme para enviar un mensaje claro a los líderes georgianos y a otras naciones que pudieran considerar seguir un camino similar.
Mientras tanto, desde Tiflis, la respuesta del gobierno ha sido negar categóricamente las acusaciones, tildándolas de interferencia externa en asuntos internos y reafirmando su compromiso con la democracia. Sin embargo, estos desmentidos no han logrado disipar las preocupaciones de los observadores internacionales.
Con el llamado al boicot, la Unión Europea espera generar un impacto tangible que contribuya a la protección de los derechos democráticos en Georgia y que sirva como un precedente importante en la lucha global por la democracia y los derechos humanos. Por ahora, la atención está puesta en cómo reaccionará el resto de la comunidad internacional frente a este pedido del Parlamento Europeo, y si el gobierno georgiano tomará medidas para mitigar las tensiones actuales o seguir un curso de confrontación.
Nota de prensa UE