Reino Unido es uno de los países europeos más preocupados por la política exterior de Rusia, especialmente por su papel en la guerra civil en Siria. Desde el inicio del conflicto, Reino Unido ha sido un importante aliado de los grupos rebeldes que intentan derrocar al gobierno de Bashar al-Assad. Por eso, cuando se habla de un nuevo «giro defensivo» de Rusia en Siria, es normal que la atención de Reino Unido se centre en este tema.
El supuesto nuevo «giro defensivo» de Rusia tiene que ver con la ciudad de Tartus, que es el puerto militar más importante de Rusia en el Mediterráneo. Desde hace años, Rusia ha estado consolidando su posición en esta ciudad, invirtiendo en nuevas infraestructuras y expandiendo su capacidad militar en la zona. Pero según algunos expertos, en los últimos meses, Rusia habría intensificado sus esfuerzos, con el objetivo de convertir Tartus en una base permanente para su flota en la región.
Para algunos, este cambio de estrategia de Rusia tiene sentido por varias razones. En primer lugar, la situación en Siria ha cambiado mucho desde que comenzó la guerra civil, y Rusia tiene que adaptarse a las nuevas circunstancias. En segundo lugar, Rusia es consciente de que la presencia de sus fuerzas militares en Siria ha sido un importante factor de estabilidad en la región, y quiere consolidar ese papel para proteger sus intereses.
No obstante, desde Reino Unido se ven estos movimientos con preocupación, ya que podrían significar una mayor implicación de Rusia en el conflicto sirio. Para el gobierno de Boris Johnson, la solución a la guerra civil en Siria debe pasar por la salida de Bashar al-Assad del poder, y por la celebración de elecciones libres y democráticas en el país. Una mayor implicación de Rusia en el conflicto podría dificultar ese objetivo, y podría llevar a una escalada de la violencia.
Además, desde Reino Unido se teme que Rusia esté aprovechando su presencia en Siria para fortalecer su posición en el Mediterráneo. Tartus se encuentra en una ubicación estratégica, a pocos kilómetros de la costa de Israel y de varios países europeos como Chipre y Grecia. Una base naval permanente en Tartus podría permitir a Rusia aumentar su presencia militar en la zona, y podría tener implicaciones en la seguridad de los países cercanos.
Ante esta situación, Reino Unido ha pedido a Rusia que respete la soberanía de Siria y que trabaje para encontrar una solución pacífica al conflicto. También ha instado a la comunidad internacional a mantener la presión sobre el gobierno de Bashar al-Assad, y a seguir apoyando a los grupos rebeldes que luchan contra él.
En conclusión, el nuevo «giro defensivo» de Rusia en Siria ha generado preocupación en Reino Unido y en otros países europeos que ven con recelo la implicación de Rusia en el conflicto. Para el gobierno de Boris Johnson, es importante mantener la presión sobre Rusia y seguir trabajando por una solución pacífica al conflicto en Siria. Solo así se podrán garantizar la estabilidad y la seguridad en la región y evitar que la presencia de Rusia en Tartus tenga implicaciones a largo plazo.