En un giro sin precedentes en la política internacional, Estados Unidos ha reconocido oficialmente a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, marcando un punto de inflexión en la larga disputa política y diplomática que envuelve a la nación sudamericana.
En una declaración difundida a través de las redes sociales, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expresó el respaldo de su país al resultado de las elecciones venezolanas del 28 de julio, donde, según afirmó, «el pueblo venezolano se pronunció contundentemente… La democracia exige respeto a la voluntad de los votantes», subrayando así la posición de Estados Unidos frente a la situación política en Venezuela.
Este reconocimiento por parte de la Administración de Joe Biden llega en un momento crítico, justo después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela proclamara la reelección de Nicolás Maduro, pese a la falta de publicación de las actas con los resultados detallados de la votación. En contraparte, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), la coalición opositora mayoritaria, ha presentado documentos que avalarían la victoria de González Urrutia, quien desde septiembre reside en España tras solicitar asilo político, alegando persecución por parte del régimen venezolano.
La Administración Biden había previamente reconocido a González Urrutia como ganador de las elecciones del 28 de julio, pero hasta este momento se había abstenido de utilizar el término «presidente electo» para referirse a él. Esta distinción semántica no es menor y llega en vísperas de la toma de posesión de Maduro para un posible tercer mandato, programada para el 10 de enero, señalando un rechazo cada vez más explícito hacia su gobierno y un respaldo firme a la oposición venezolana.
El reconocimiento de González Urrutia como presidente electo por parte de Estados Unidos es un hito en las complejas relaciones entre ambos países y dibuja un nuevo escenario en la geopolítica regional. No cabe duda de que este movimiento diplomático reconfigurará las alianzas internacionales y marcará las dinámicas políticas y sociales dentro de Venezuela y en su relación con la comunidad internacional en los meses y años venideros.