En un nuevo capítulo de tensiones diplomáticas, Donald Trump ha criticado a España por no aumentar su gasto en defensa al 5%, un estándar que otros países de la OTAN ya han adoptado. Durante un encuentro con el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, en la Casa Blanca, Trump declaró que España «no juega en equipo» y sugirió que Rutte debería abordar este tema con el gobierno español, encabezado por Pedro Sánchez. Esta controversia no es nueva; el presidente estadounidense ya había señalado anteriormente que España no estaba siendo leal con la OTAN, incluso insinuando posibles represalias.
La animosidad ha crecido desde que Trump sugiriera, el pasado 9 de octubre, la posibilidad de expulsar a España de la OTAN. Al lado del presidente de Finlandia, Trump lamentó que España fuera el único país rezagado en cumplir con las expectativas de gasto. Su descontento quedó patente, y días más tarde, durante una cumbre en Egipto, no dudó en exponer su desprecio hacia la postura de España, calificándola de «irrespetuosa».
Trump advirtió que estaba dispuesto a tomar medidas más drásticas, incluso la imposición de aranceles, para forzar a España a alinearse con las políticas de la alianza. En un contexto internacional marcado por tensiones y redefiniciones de alianzas, las palabras del presidente estadounidense resuenan como un recordatorio de la creciente presión que enfrenta España para cumplir con sus compromisos en materia de defensa, mientras el mundo observa.
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