Este martes, en una reunión con ministros de Defensa de la Unión Europea en Bruselas, la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, expresó su firme oposición a la propuesta de elevar los compromisos de gasto en defensa de la OTAN basándose exclusivamente en porcentajes del PIB. En medio de las discusiones sobre el nuevo objetivo de inversión militar, que se está negociando de cara a la cumbre de La Haya en junio, ha surgido la idea de aumentar el actual mínimo del 2% a un ambicioso 3,5% del PIB, con un adicional de 1,5% para gastos de seguridad, acercando el total al 5% solicitado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
España, que actualmente es el miembro de la OTAN que menos invierte en defensa, argumentó contra el establecimiento de metas basadas simplemente en porcentajes. Robles enfatizó que lo crucial es determinar las capacidades que realmente se necesitan antes de fijar cualquier cifra. «No se trata simplemente de fijar porcentajes que pueden no responder a la realidad», indicó, subrayando la importancia de considerar tanto las necesidades de las fuerzas armadas como las capacidades de la industria de defensa europea para abordar estos incrementos.
La posición de España, según Robles, se centra en cumplir con el objetivo del 2% acordado en la cumbre de Gales en 2014, en lugar de fijar nuevos porcentajes que podrían distorsionar la visión pública y afectar la solidez del proyecto de la Alianza Atlántica y de la Unión Europea. Esta estrategia de negociación refleja el enfoque del gobierno de Pedro Sánchez en las conversaciones previas a la importante cumbre.
Paralelamente, el Ejecutivo español ha anunciado recientemente un plan para inyectar 10.700 millones de euros adicionales en defensa y seguridad, lo que elevaría el gasto al 2% del PIB en 2025. También está trabajando junto a la OTAN para que se reconozcan gastos que actualmente no se consideran como «inversión militar».
Durante una cumbre de líderes europeos en Tirana, Albania, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, al ser consultado sobre si España alcanzaría a invertir un 5% en defensa, respondió afirmativamente. Sin embargo, Robles aclaró que, en la reunión, cada parte expuso su posición, señalando que varios estados miembros comparten la postura española de centrarse en implementar el 2%.
Este creciente debate sobre el gasto en defensa dentro de la OTAN señala el comienzo de una negociación clave en el panorama de la seguridad internacional, evidenciando divergencias entre los aliados sobre cómo equilibrar las necesidades de defensa con las realidades económicas y políticas de cada país. La cumbre de La Haya será, sin duda, un momento crítico para definir el futuro financiero y estratégico de la Alianza.