La Asociación de Municipios Ribereños ha dado a conocer que el año hidrológico en las regiones de Entrepeñas y Buendía finaliza con un volumen de 1018,66 hectómetros cúbicos (hm3), una cifra que, aunque se considera alta en comparación con los últimos registros, se califica como mínima para garantizar el desarrollo sostenible de la comarca.
En una nota de prensa, la asociación destacó que, a pesar de que el suministro de agua ha permitido una actividad económica sin precedentes durante este verano, con un trasvase de 275 hm3, este volumen no ha logrado mejorar la situación en el Levante, donde la demanda de agua es desorbitada.
Borja Castro, presidente de la Asociación, manifestó que «la recuperación de los embalses de Entrepeñas y Buendía y sus municipios ribereños no es una quimera,» aunque subrayó que esto requiere de una «voluntad política» para evitar el desperdicio del actual ciclo húmedo en una agroindustria que ha demostrado ser incapaz de autorregularse.
Castro advirtió sobre la necesidad de gestionar los embalses de manera diferente para continuar generando riqueza en los pueblos de la región. Además, criticó la «codicia insaciable» de la agroindustria, que a pesar de recibir agua de varios ríos, continúa demandando más, sin considerar el impacto en su propio territorio, especialmente en el caso del Mar Menor, que se encuentra en crisis continua.
La Asociación también ha reclamad un cambio urgente en las reglas de explotación del agua, que debe ser «justo con la cuenca cedente» y acorde a las sentencias que exigen un caudal ecológico en el río Tajo, además de respetar la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea y preservar el patrimonio natural de la región.
Castro destacó que el verano ha concluido con cifras récord en el sector servicios, un aspecto crucial que contribuirá a la economía de los pueblos durante el resto del año. Aunque aún no se han cuantificado los impactos económicos específicos, se ha observado un flujo constante de visitantes que ha beneficiado a los comercios y establecimientos hosteleros de la comarca. «El agua es vida y hacemos un uso no consumptivo, que asegura la salud del río Tajo e incluso el abastecimiento de agua potable tanto en nuestra región como en el Levante», enfatizó el presidente.
Finalmente, Castro subrayó que la región de la cabecera del Tajo no debería asumir la responsabilidad por el exceso de demanda en la cuenca del Segura, que, a pesar de la abundante agua disponible, enfrenta un dilema de sostenibilidad debido a su excesiva superficie de regadío, lo que representa un problema tanto para el Tajo como para el Mar Menor.