Entre Tácticas y Estrategias Globales: La Visión de Trump para África en un Mundo de Repliegues y Aspiraciones

La entrada del nuevo gobierno de Donald Trump en la Casa Blanca ha generado numerosas incógnitas sobre la estrategia estadounidense para África. Especialmente después de que se abriera una nueva etapa aislacionista del país, donde la atención se centraría en el Indo-Pacífico. No obstante, recientes medidas y eventos parecen arrojar luz sobre las intenciones del nuevo gobierno respecto al continente africano.

El anuncio de un repliegue de fuerzas estadounidenses de Europa, Oriente Medio y África, junto a directrices de drásticas medidas de recorte de gasto, propició rumores sobre la posible disolución del mando regional estadounidense para África (AFRICOM). La situación previa a la creación de AFRICOM en 2007, que veía a las responsabilidades sobre África asumidas desde el mando regional para Europa (EUCOM), parecía estar a punto de volver. Sin embargo, la reciente designación del teniente general Dagvin Anderson como futuro comandante en jefe de AFRICOM sugiere que la organización sigue siendo relevante en el esquema estratégico del nuevo gobierno. Anderson, un piloto militar con experiencia en unidades de operaciones especiales y con responsabilidades anteriores relacionadas con África, parece indicar un interés continuado en el continente.

Durante la cumbre de jefes de Estado Mayor de fuerzas armadas africanas (ACHOD) celebrada en Nairobi entre el 28 y 29 de mayo de 2025, que reunió a 37 países, se abordaron temas clave como la estabilidad regional, la lucha contraterrorista, la seguridad marítima y la cooperación cívico-militar. Este evento, que marca la segunda vez que se coorganiza con un país africano, en este caso Kenia, ofrece pistas sobre la visión del gobierno de Trump para África. A diferencia de administraciones pasadas, la mano se extendió incluso a países gobernados por juntas militares, aunque manteniendo restricciones en la ayuda militar a ciertos países.

El enfoque de la conferencia demostró también una preocupación por la «creciente influencia de actores malignos» en África, mencionando repetidamente a China, pero notablemente omitiendo menciones a Rusia, que en el pasado había sido identificada como una doble amenaza por el despliegue de mercenarios y operaciones de influencia.

Por otra parte, la política de inmigración del gobierno Trump también afecta a África, con nuevas restricciones a la entrada de ciudadanos de una serie de países africanos y la detención en condiciones precarias de inmigrantes expulsados mantenidos en la base militar de Camp Lemonnier en Yibuti. Estas medidas han provocado respuestas diplomáticas, como la de Chad que denegará visados a ciudadanos estadounidenses y la necesidad de replantear la presencia militar estadounidense en países como Níger y Chad.

En conclusión, las políticas y acciones del gobierno de Trump manifiestan una estrategia compleja para África que combina elementos de continuidad con cambios significativos, especialmente en lo que respecta a la seguridad y la política de inmigración. La atención del gobierno parece estar dividida entre la lucha contra el terrorismo y el contraterrorismo, el equilibrio frente a la influencia de grandes potencias, y una política de inmigración restrictiva, lo que plantea desafíos y oportunidades en su relación con el continente africano.

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