Desde su humilde inicio en la «Silla azul», Vicky del Cerro ha vivido un viaje extraordinario que la ha transformado de una aspirante nerviosa a una destacada concursante de «Pasapalabra», el programa que siempre admiró. A lo largo de 29 episodios, ha acumulado no solo 18.000 euros sino también una invaluable experiencia. Su historia es un relato de persistencia, estudio y pasión por el juego, sirviendo de inspiración para muchos que sueñan con participar en este tipo de competencias televisivas.
Del Cerro revela que su camino hacia el éxito no fue fácil. La pandemia de COVID-19, aunque fue un período difícil para muchos, le brindó la oportunidad de dedicarse a estudiar y prepararse para el casting de «Pasapalabra». Este tiempo de estudio intensivo y la ansiedad previa a cada emisión ponen de relieve el compromiso y la tenacidad requeridos para sobrevivir y prosperar en el competido ambiente del programa.
Más allá de las ganancias económicas y el conocimiento adquirido, Vicky valora las relaciones humanas que ha cultivado en el set. Describe una camaradería que trasciende la competición, especialmente con su rival Manu, demostrando que la verdadera competencia puede convivir con la amistad y el respeto mutuo.
Sin embargo, el ascenso de Del Cerro no ha estado exento de desafíos. A medida que avanzaba en el programa, el equilibrio entre la diversión y la necesidad de concentración durante las rondas de «El rosco» se convirtió en un obstáculo importante. A pesar de estos altibajos emocionales, su habilidad para manejar la presión y mantenerse enfocada le ha permitido seguir avanzando y mejorando su técnica.
La historia de Vicky del Cerro en «Pasapalabra» es un testimonio poderoso sobre la importancia de la preparación, la pasión por el aprendizaje y la capacidad para enfrentar los desafíos tanto dentro como fuera del set. Con cada respuesta correcta y con cada nueva información aprendida, Del Cerro no solo se acerca a mayores recompensas económicas, sino que también refuerza la idea de que, con determinación y trabajo duro, los sueños pueden convertirse en realidad.