El periodista Enric González ha compartido con Europa Press su perspectiva personal y profesional sobre su compañero y reportero Ricardo Ortega, asesinado en Haití mientras cubría el golpe de Estado en 2004. A dos décadas de tal suceso, González evoca los difíciles momentos que Ortega vivió previo a su trágica muerte, en particular, la salida forzosa de la Corresponsalía de Nueva York de Antena 3, circunstancia que, según relata, no fue bien recibida por el reportero.
González recuerda que Ortega enfrentó una época complicada cuando «se le retiró del trabajo que estaba haciendo porque no gustaba al gobierno del momento», presidido por José María Aznar. Este hecho generó en Ortega una profunda frustración, mas logró permanecer en Nueva York.
El destino final de Ortega fue Haití, un viaje que no estaba previsto para él pero al cual no pudo resistirse. González destaca que Ortega partió hacia la cobertura «en condiciones muy precarias», sin chaleco antibalas y con una determinación que lo empujó a continuar su labor periodística, aun en presencia de las tropas norteamericanas, con las que González señala siempre «pasa lo mismo», en referencia a casos anteriores de violencia contra periodistas como el asalto al Hotel Palestina en Bagdad.
El periodista acusa a la administración estadounidense de gozar de impunidad y no cooperar con instancias judiciales internacionales, lo que a su juicio conlleva una falta de consecuencias por la muerte de reporteros.
González argumenta que en el actual panorama mediático, donde los reporteros son requeridos para desempeñar múltiples tareas simultáneamente, Ricardo Ortega habría sabido adaptarse gracias a su amplia red de contactos y habría continuado su carrera al margen de grandes medios, probablemente enfocándose en reportajes de mayor envergadura y haciendo uso de las nuevas plataformas digitales.
A lo largo de la conversación con Europa Press, González destaca que lo que define a un periodista no es el título académico, sino el «gen» del reportaje, la visión amplia del mundo y las ganas de contar la realidad desde el terreno. Conoció a Ortega en Manhattan y, rememorando su pasión por la profesión, asegura con convicción que si Ricardo Ortega estuviera vivo hoy en día, seguiría siendo el mismo reportero perspicaz y comprometido con la verdad, solo que «con 20 años más». No se imagina a Ortega de otra manera.
