El panorama tecnológico ha sido sacudido recientemente por la «jubilación» de Pat Gelsinger como CEO de Intel, lo que ha llevado a la empresa a explorar opciones como una posible escisión o incluso una venta completa. En este contexto, Rene Haas, CEO de Arm, una de las empresas más influyentes en diseño de chips a nivel global, compartió su visión sobre el futuro de Intel y el rol de Arm en esta dinámica industria.
Intel: un gigante en búsqueda de reinvención
Haas describió la situación actual de Intel como «triste», destacando que la empresa ha sido históricamente una potencia en innovación. Sin embargo, subrayó que en la industria tecnológica, la capacidad de reinventarse es crucial para evitar el destino de otras grandes compañías que quedaron en el olvido.
El principal desafío de Intel, según Haas, radica en decidir si desea continuar como una empresa verticalmente integrada, donde controla toda su cadena de suministro, o si opta por un modelo fabless, centrado en el diseño de chips y externalizando la fabricación. Este dilema ha sido una constante para Intel durante la última década.
Gelsinger apostó por la integración vertical como estrategia clave cuando asumió el liderazgo en 2021, pero Haas cree que esta estrategia necesitaba un horizonte de cinco a diez años para consolidarse, algo que no ocurrió debido a la salida anticipada de Gelsinger. «Si Intel logra implementar correctamente la integración vertical, tendría una ventaja enorme en costos frente a la competencia. Pero el costo de alcanzar ese objetivo podría ser insuperable», afirmó Haas.
El rol de Arm en el ecosistema tecnológico
Aunque Haas evitó confirmar los rumores de que Arm consideró adquirir parte de Intel, destacó que su empresa podría haber ayudado a Intel a maximizar el uso de sus fábricas. Según Haas, ya había sugerido a Gelsinger que Intel licenciara diseños de Arm para aumentar el volumen de producción en sus fábricas, pero no logró convencerlo.
Arm, actualmente valorada en casi 150.000 millones de dólares, supera ampliamente a Intel en capitalización de mercado. Este crecimiento se debe a su modelo de negocio basado en licencias de diseños de chips que están presentes en la mayoría de dispositivos modernos, desde teléfonos inteligentes hasta automóviles. Sin embargo, la empresa también ha generado rumores sobre una posible expansión hacia la fabricación de sus propios chips, lo que podría cambiar drásticamente el equilibrio del sector.
El futuro de la industria de semiconductores
La situación de Intel refleja un desafío más amplio en la industria de semiconductores, donde las empresas deben equilibrar innovación, costos y capacidad de adaptación. La integración vertical, como señaló Haas, ofrece ventajas significativas, pero requiere inversiones sustanciales y una ejecución impecable.
Por otro lado, Arm parece estar en una posición privilegiada para capitalizar estas transformaciones, ya sea mediante la expansión de su modelo de licencias o incursionando en la fabricación directa de chips. La posibilidad de que Arm construya sus propios chips podría fortalecer aún más su posición en un mercado donde la convergencia entre hardware y software se está volviendo cada vez más crítica.
Con un nuevo liderazgo en camino para Intel y decisiones estratégicas por tomar, el futuro de esta emblemática empresa sigue siendo incierto. Mientras tanto, Arm continúa consolidándose como un pilar clave en la evolución del sector tecnológico global.
Más información: Noticias tecnología y entrevista en inglés en The Verge.