Empresas Ajustan Operaciones Ante Previsión de Reexportación de Mercancías a Rusia

En un engranaje internacional cada vez más desafiante y complejo, las sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea, Estados Unidos, el Reino Unido, Japón y otros países, tras su invasión a Ucrania, han desatado una serie de maniobras que sortean estas restricciones, revelando la novedosa pero riesgosa dimensión del comercio internacional contemporáneo.

La trama, compleja y sofisticada, incluye desde el asesinato de Kim Jong-nam en 2017, utilizando el agente nervioso VX, hasta operaciones encubiertas de contrabando en el Puerto de Barcelona, donde en octubre pasado se incautaron 13 toneladas de productos químicos, incluida dietilamina, esencial para fabricar dicho veneno. La investigación sigue abierta, apuntando hacia una empresa española gestionada por ciudadanos de origen ruso y utilizando un entramado de compañías pantalla en Armenia o Kirguistán, pero con destino final en Moscú, desviando el bloqueo comercial impuesto.

Estos mecanismos de elusión no son nuevos pero han adquirido una dimensión crítica con el conflicto ucraniano. Armenia, junto con otros estados cercanos a Rusia que no enfrentan sanciones directas, ha sido uno de los canales predilectos para reexportar mercancías a Rusia, aprovechando las legislaciones más laxas y la libre circulación de mercancías en la Unión Económica Euroasiática. Alemania, por ejemplo, ha visto cómo sus exportaciones a Kirguistán han aumentado exponencialmente, sirviendo en muchos casos como puente hacia Rusia.

Las cifras hablan por sí solas: las exportaciones alemanas a Kirguistán se dispararon de 48,8 millones de euros en 2021 a 713,4 millones en 2023. El mecanismo no sólo sortea las sanciones, sino que también plantea interrogantes sobre la eficacia de estas medidas y su impacto real tanto en Rusia como en los países involucrados en el reenvío de mercancías.

La Unión Europea ha intentado contrarrestar estas maniobras exigiendo certificaciones que aseguren que las mercancías no acabarán en Rusia o Bielorrusia, pero estos esfuerzos parecen insuficientes ante la astucia y la determinación de los comerciantes y operadores logísticos implicados. Los responsables de la Agencia Tributaria y la Policía Nacional no ocultan su preocupación ante la magnitud y la sofisticación del contrabando, subrayando la importancia de fortalecer los mecanismos de control y vigilancia.

Además de los productos químicos y farmacéuticos, otros sectores como el militar también han sido protagonistas de esta dinámica de contrabando, demostrando la diversidad y la complejidad de los bienes involucrados.

Este entramado, que pone de manifiesto tanto la vulnerabilidad de las sanciones impuestas por Occidente como la sagacidad y el ingenio de quienes buscan burlarlas, sigue siendo un desafío para quienes abogan por un comercio internacional transparente y regulado. Mientras tanto, Rusia continúa encontrando vías para acceder a tecnología, bienes y recursos cruciales, diluyendo el impacto pretendido por las medidas restrictivas y poniendo en evidencia la necesidad de una estrategia más efectiva y coordinada a nivel internacional.

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