En un nuevo giro emocionante de eventos en el popular programa de TVE, MasterChef, los concursantes enfrentaron una de las pruebas más desafiantes de la temporada, dejando en vilo al público y a los jueces por igual. La competición subió de nivel cuando Clara, Yago, Bea, Gabriela, Víctor, Chema y Elena se vieron obligados a vestir el delantal negro y luchar por su permanencia en el concurso con una prueba que puso a prueba sus habilidades culinarias y su creatividad al máximo.
La noche se caracterizó por una prueba de eliminación inusual, donde el ingrediente principal a utilizar debía ser el ajo, un producto que, a pesar de su simplicidad, puede transformar radicalmente un plato. Para complicar aún más las cosas, los concursantes recibieron la visita de Pocholo Martínez-Bordiú, quien llegó con la tarea de distribuir un segundo ingrediente que sin duda puso a prueba la audacia y la innovación de los aspirantes. Ancas de rana, cocodrilo, gusanos y saltamontes fueron algunos de los exóticos productos que los participantes tuvieron que incorporar en sus platos, generando una atmósfera de tensión y expectación.
Durante el cocinado, algunos concursantes demostraron tener no solo un buen manejo de estos desafiantes ingredientes sino también una capacidad de improvisación destacada. Bea, Chema, Yago y Gabriela supieron dejar a un lado la presión y presentaron platos que les permitieron destacar en esta complicada prueba. Sin embargo, no todos tuvieron la misma suerte. Víctor, por ejemplo, se encontró en medio de la crítica por su plato de cocodrilo, el cual, según los jueces, estaba «pasado de cocción» y tenía un sabor a ajo excesivamente fuerte.
Clara intentó sorprender con una propuesta que incluía ajo y los saltamontes proporcionados por Pocholo, combinados con carabineros y cigalas. Aunque la originalidad del plato era evidente, no logró convencer a Jordi Cruz, quien criticó la fusión de sabores y lo calificó como un «popurrí mal ejecutado» y visualmente poco atractivo.
La noche culminó con un momento lleno de emoción y tristeza cuando Elena, la concursante vasca, fue la elegida para abandonar la cocina de MasterChef. A pesar de su esfuerzo, la excesiva presencia del ajo en su plato y la falta de acierto al cocinar un pescado en lugar del pollo que esperaba usar, jugaron en su contra. Su despedida fue particularmente conmovedora tras revelar que una operación anterior le había dejado sin sentido del gusto y del olfato, lo que sin duda afectó su desempeño en la prueba. Elena aceptó las críticas del jurado con comprensión y tristeza, dejando el concurso pero con la cabeza alta.
Esta noche nuevamente demostró la capacidad de MasterChef para sorprender tanto a sus concursantes como a su audiencia, consolidándose una vez más como un espacio donde la gastronomía se convierte en el escenario perfecto para historias de superación, desafío y pasión por la cocina.