Madrid, 23 de octubre de 2024.- En un encuentro llevado a cabo en la sede del Grupo Vocento, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha subrayado la necesidad urgente de «reconstruir la España moderada», un esfuerzo que, según él, debe fundamentarse en grandes consensos que aseguren la competitividad del país en el medio y largo plazo. Durante su intervención en el Foro ABC, dirigido por Julián Quirós, García-Page abogó por «perderle el miedo a hablar con claridad» y hacer un llamado a recuperar esos consensos perdidos, rechazando lo que describió como la «política de muros» que actualmente impera.
El presidente regional se refirió a la creciente amenaza que representan los populismos en la esfera política, advirtiendo que la Constitución se encuentra en una «prueba aguda». En este sentido, defendió la vigencia y la protección de la Carta Magna, que enfrenta ataques por parte de ciertos grupos políticos que actúan como «caballos de Troya». García-Page enfatizó que es fundamental para el futuro del país «deshacerse sin trauma de los populismos» que emergieron tras la crisis financiera de 2007, y propuso volver a un modelo de estabilidad y consenso constitucional, lejos de «radicalidades absurdas».
El presidente alertó sobre las consecuencias de un «desencuentro político permanente», señalando que este ruido político podría tener un impacto negativo significativo en la sociedad. En su visión, un pacto global de competitividad sería esencial para superar esta crisis de diálogo. Hizo un llamado a la valentía y la inteligencia política, argumentando que es «fácil» hablar solo para un segmento reducido de la población; lo verdaderamente difícil es forjar consensos amplios.
En relación con las perspectivas de competitividad de España, García-Page destacó las «oportunidades potentes» en el ámbito energético, sugiriendo que el país tiene el potencial de ser autónomo y soberano en su producción de energía. Planteó la necesidad de dialogar sobre infraestructuras y procedimientos relacionados con este ámbito estratégico.
En el campo de las infraestructuras, abogó por un «acuerdo de fondo», subrayando los efectos negativos de la desinversión acumulada en las últimas décadas y la urgencia de crear un nuevo marco que facilite la movilidad y gestione de manera eficiente los transportes en el país.
Dentro de su discurso, García-Page también abordó la revisión del modelo de financiación autonómica. Propuso un debate centrado no solo en «cuánto» se asigna, sino en «cómo» se realiza el reparto entre territorios para asegurar condiciones de igualdad. Resaltó que es inaceptable que se establezcan «singularidades» en el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer en diferentes regiones de España.
Sobre la propuesta del Gobierno de España de convertir el aeropuerto de Ciudad Real en un centro de acogida para inmigrantes, el presidente de Castilla-La Mancha expresó su oposición, calificando la iniciativa de «clara ilegalidad» y subrayando la necesidad de abordar la cuestión de la inmigración con un enfoque de consenso tanto en Europa como en España, destacando que se trata de un problema de sentido común más que de solidaridad.
Finalmente, García-Page presentó una visión optimista sobre la situación en Castilla-La Mancha, describiendo un entorno regional «boyante» caracterizado por un flujo constante de inversión extranjera, un crecimiento del empleo, reducciones históricas del desempleo y cambios energéticos significativos, todo ello en un contexto de estabilidad y normalidad que contrasta con el «clima general» del país.