Un gran incendio forestal se desató este jueves en las afueras de Atenas, desencadenando una situación de emergencia y llevando a las autoridades a evacuar a más de 1.200 personas. El fuego comenzó cerca del pueblo costero de Rafina, a unos 20 kilómetros de la capital griega, obligando a las autoridades a activar planes de evacuación para varias localidades cercanas, incluidos asentamientos como Imeros Pefkos, que se encuentra a tan solo cinco kilómetros del aeropuerto internacional de la ciudad.
La lucha contra las llamas ha movilizado a un contingente de alrededor de 170 bomberos, apoyados por 48 vehículos de emergencia. Además, 14 aviones y siete helicópteros cisterna se han unido al esfuerzo, lanzando grandes cantidades de agua sobre el fuego, que está afectando a una zona residencial dispersa, con viviendas peligrosamente cerca de la ruta de los incendios. Lamentablemente, al menos cinco casas se han visto ya consumidas por las llamas, como confirmó el teniente de alcalde del municipio de Rafina, Jarálambos Zafirópulos.
Las dificultades no se limitaron solo a la evacuación; el espeso humo provocó el cierre temporal de una pista en el aeropuerto internacional de Atenas, generando retrasos en varios vuelos. Sin embargo, las operaciones se restablecieron alrededor de las cinco de la tarde, hora local. El avance del incendio, intensificado por fuertes vientos, se ha dirigido hacia el oeste, arrasando la vegetación local que ya estaba debilitada por una ola de calor que ha azotado al país en días recientes.
En una operación desesperada, la policía local ha rescatado a varias personas atrapadas. Hasta el momento, nueve permanecían en una situación crítica, aunque ya se habían salvado otras 30 en operaciones anteriores. La atención se centra también en otra situación crítica en la isla de Creta, donde más de 200 bomberos y diez helicópteros luchan contra un incendio distinto que obligó a evacuar a más de 5.000 personas, entre ellas muchos turistas. Aunque la situación allí ha mejorado, el fuego sigue presentando retos, dejando a cuatro personas hospitalizadas con problemas respiratorios.
El clima seco y los fuertes vientos complican la tarea de los bomberos griegos, que han estado lidiando con múltiples incendios forestales que estallan a diario, avivados por condiciones climáticas extremas. La resiliencia de estas comunidades se pone a prueba nuevamente, mientras sus habitantes permanecen alertas y esperan que el fuego no avance más allá de los límites ya marcados.