El panorama político y social se ha visto sacudido recientemente por una serie de eventos que entrelazan denuncias públicas de acoso sexual, dimisiones políticas y la intervención de personalidades públicas. El foco de esta controversia se centra en la figura de Íñigo Errejón, el exlíder de Más País y hasta hace poco portavoz de Sumar en el Congreso, quien ha sido denunciado públicamente por la actriz y presentadora Elisa Mouliaá por presunto acoso sexual. La revelación ocurre en un momento delicado para el político, quien se había apartado de la vida política citando razones de agotamiento físico y mental.
Mouliaá, recordada por sus roles en series como «Águila Roja» y su participación en el programa «Zapeando» de La Sexta, ha trascendido la pantalla para convertirse en protagonista de un episodio lamentable fuera de ella, al acusar a Errejón de haberla acosado sexualmente. La acusación no ha pasado desapercibida, recibiendo atención no solo de los medios sino también de las redes sociales y el partido político de Errejón, Sumar, que ha anunciado la apertura de una investigación para esclarecer los hechos.
El momento de la denuncia coincide con un periodo en el que Errejón ya había hecho público su retiro de la política activa, revelando que llevaba meses en terapia debido a una adicción al sexo y a algunas sustancias. En su declaración, Mouliaá expone que la experiencia de abuso fue tan traumática que se vio obligada a llevar su caso ante la comisaría, formalizando una denuncia que ahora busca respuestas y justicia.
Las reacciones a esta situación han sido variadas y significativas, poniendo sobre la mesa el debate cada vez más necesario sobre la cultura de acoso en los espacios de poder, especialmente en la política. Mientras tanto, Elisa Mouliaá, cuya carrera en la actuación y la presentación televisiva la ha colocado en el ojo público, ha optado por mantener un bajo perfil tras su denuncia, concentrándose en el proceso legal en curso a través de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional.
Este caso resalta, una vez más, la importancia de abordar y erradicar el acoso sexual en todos sus ámbitos, demostrando que ninguna esfera, ni siquiera la política, está exenta de este flagelo. La sociedad espera ahora la conclusión de las investigaciones pertinentes, ansiosa por saber cómo se desenvolverán estos eventos, que han puesto en la palestra no solo a personajes conocidos, sino a problemáticas profundamente arraigadas en los cimientos del poder y la influencia.
