En el contexto de las Elecciones Generales que se celebran en España el próximo 23 de julio, es importante conocer la distinción entre voto en blanco y voto nulo, y las consecuencias que puede tener cada uno en el panorama político. Ambos se consideran expresiones de disconformidad o protesta, pero se contabilizan de manera diferente y pueden influir en los resultados de formas distintas.
El voto en blanco es aquel en el que el elector deposita en la urna un sobre vacío, sin ninguna papeleta dentro, o con una papeleta sin ninguna marca ni inscripción. Se considera un voto válido y se suma al total de votos emitidos a la hora de calcular los porcentajes de participación y de votos obtenidos por cada formación. Sin embargo, no favorece directamente a ninguna lista y no se cuenta a la hora de asignar escaños.
Puede parecer que el voto en blanco es un voto perdido, pero tiene un efecto indirecto en la distribución de escaños. Al aumentar el número total de votos emitidos, incrementa el número de votos necesarios para alcanzar el mínimo exigido para obtener representación, lo que puede dificultar la entrada de las formaciones políticas minoritarias en el Congreso.
Por otro lado, el voto nulo es aquel que se emite de forma incorrecta o con intención de alterar la papeleta. Pueden ser votos nulos los que contienen papeletas rasgadas, rotas, con inscripciones o dibujos, o papeletas no oficiales. También se considera voto nulo si se introducen en el sobre más papeletas de las permitidas o papeletas de diferentes candidaturas en una misma elección. A diferencia del voto en blanco, el voto nulo no se considera voto válido y, por tanto, no se suma al total de votos emitidos ni se tiene en cuenta para calcular los porcentajes de participación o los votos obtenidos por cada formación.
En resumen, aunque tanto el voto en blanco como el voto nulo pueden ser una forma de expresar descontento con las opciones políticas disponibles, tienen efectos diferentes en el resultado electoral. El voto en blanco aumenta el umbral de votos necesarios para obtener representación, lo que puede perjudicar a los partidos más pequeños. Por su parte, el voto nulo simplemente se descuenta del recuento total y no tiene ningún efecto sobre la distribución de escaños.