El último adiós de Julio y Adriana: Un inesperado encuentro lo cambia todo

Las despedidas en Valle Salvaje no pueden ser sencillas y Adriana vuelve a comprobarlo. Tras meses de sufrimiento, traiciones y reconciliaciones en Valle Salvaje, ella y Julio se disponen a marchar del Valle. Pero antes de irse, debe hablar con una persona: Rafael.

El encuentro entre ambos está cargado de tensión. Adriana, para cerrar un capítulo, espera que su presencia le ayude a liberar una carga que le oprime el pecho, pero Rafael no está dispuesto a dejarla marchar como si nada. Las palabras se convierten en reproches, los silencios en acusaciones, lo que debiera ser una despedida educada deviene un choque emocional. «No puedes escapar de todo, Adriana», le recrimina Rafael, dejando flotando en el aire, en forma de pregunta, un reproche difícil de responderse: ¿realmente escape, o la delicadeza lo hace para que su salida no sea violenta?

Julio, que intenta mantenerse al margen, no puede evitar notar el peso del último encuentro. La sombra del pasado de Adriana sigue muy larga y, aunque tiene plena confianza en ella, es consciente de que hay heridas que no cierran, pero también de que toda historia, por inacabada que esté, siempre tiene un relato. Mientras montan en el coche se produce un silencio incómodo entre ellos porque ambos sienten que hay algo —o alguien— que les espera.

La conversación entre Adriana y Rafael no solo es la revelación de resentimientos ocultos entre ellos, es también la expresión de algún sentimiento de culpa que no se ha formulado o expresado. Hay un momento en el que ella baja la guardia, sus ojos expresan un sutil dolor, pero también una culpabilidad que tiene menos que ver con su relación pasada confiando en la relación que les une que con su actual relación. «No todo fue mentira», dice Rafael, una frase que resuena como un eco en la mente de Adriana. ¿Todavía hay sentimientos sedientos de resolución?

Mientras tanto, a lo lejos, Bárbara les observa, con lágrimas no contenidas que ella intenta disimular; su relación con Adriana es complicada. Ahora que su padre y ella se marchan siente que una parte de su vida se evapora. «¿Y si no vuelvo a verlos allí?», se pregunta mientras juega con un collar que le regaló Julio (su corazón palpita en la incómoda instantánea donde rima el pasado con el presente que los envuelve en sus formas errantes de exterioridad).

Scroll al inicio
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.