Los concursantes de MasterChef Celebrity se adentraron en un emocionante desafío inspirado en la música, intentando rendir homenaje a clásicos a través de sus creaciones culinarias. La escena se tornó dramática cuando la recientemente repescada Soraya Arnelas se encontró en la cuerda floja tras presentar su plato.
Cada participante tenía que acompañar su interpretación musical con una serie de ingredientes que evocaran las melodías que representaban. La competencia se aderezó de sorpresas, como la de José Manuel Parada, quien, al final de la pruebas, fue el afortunado en ganar el ansiado delantal dorado tras presentar una de las mejores elaboraciones de la noche.
Sin embargo, el camino no fue fácil para todos. Arnelas, conocida por su participación en Eurovisión, se llevó una crítica dura de parte de los jurados. Samantha Vallejo Nágera, con su característico sentido del humor, no se anduvo con rodeos: “Hemos dicho muchas veces que no pongáis nada en el ala del plato. No queda bonito ni es estético”, apuntó, subrayando que, si bien su ensalada de quinoa era sabrosa, carecía de creatividad.
Jordi Cruz se unió a las críticas señalando que el plato no tenía la complejidad requerida. “Es una ensalada de quinoa y chimpún, no tiene más”, dijo, evidenciando que la presentación de Arnelas no había logrado la sofisticación esperada.
Los comentarios irónicos de los invitados, Miki Nadal y Juanma Castaño, también añadieron un toque de humor a la situación, parodiando la larga introducción de la cantante sobre su ‘Ensalada entre dos tierras’. A pesar de las desaprobaciones, Soraya mantuvo una actitud positiva, defendiendo la bondad de su plato y su legítimo orgullo por haberlo realizado. “Entiendo que ellos quieren algo más sofisticado, pero mi plato estaba rico”, afirmó con determinación.
En un giro esperanzador, Miki Nadal, siendo él mismo un repescado y ganador en su edición, se acercó a Soraya para alentarlas: “¡Los repescados también pueden ganar!” A pesar de las críticas, su espíritu de competencia brilló, mostrando que en cada cocina hay espacio para historias de superación, incluso cuando el juicio culinario pesa sobre los hombros de sus protagonistas. La jornada dejó claro que, más allá de la crítica, cada plato lleva consigo una parte de la persona que lo crea, y eso es lo que, al final, verdaderamente cuenta en este vibrante concurso.
