Las elecciones legislativas en la República Checa han tomado un giro inesperado, con el partido ANO, liderado por el populista Andrej Babis, tomando una ventaja considerable sobre la gobernante coalición Spolu, encabezada por el primer ministro conservador Petr Fiala. Con aproximadamente el 97% de los votos contabilizados, ANO se sitúa en torno al 35%, mientras que Spolu alcanza el 22%. Esta tendencia se evidencia principalmente en áreas rurales, donde ANO históricamente ha obtenido un fuerte apoyo, contrastando con el respaldo que tiene Spolu en las grandes ciudades.
Si esta tendencia se mantiene, Babis podría formar un gobierno en minoría con el respaldo de un solo partido adicional, posiblemente el xenófobo y prorruso SPD. Esto constitiría un cambio significativo en la política exterior checa, alejándose de una postura proeuropea y adoptando una perspectiva más crítica hacia Ucrania. También destacan en el recuento el partido de los Alcaldes (Stan) y el SPD, mientras que otros pequeños grupos, como Los Piratas y el partido antisistema Motoriste, estarían en posición de convertirse en aliados estratégicos de Babis.
A pesar de su éxito electoral, Babis ha enfrentado controversias en su carrera, incluyendo acusaciones de fraude relacionadas con subsidios a su conglomerado agroindustrial. Sin embargo, su campaña ha resurgido bajo una promesa de priorizar las necesidades de los ciudadanos checos, un mensaje que parece resonar en un contexto de crecientes costos de vida y recortes presupuestarios bajo la administración de Fiala.
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