La Primera Sala de la Corte Suprema de Brasil ha cerrado este martes el caso penal que pesa sobre el expresidente Jair Bolsonaro, confirmando su condena a 27 años de prisión por golpismo. La decisión se produce después de que la defensa del exmandatario decidiera no presentar nuevas apelaciones, tras el rechazo unánime de sus primeros recursos por parte de los jueces. Ahora, el foco se centra en determinar el lugar donde cumplirá su pena, considerando opciones que incluyen su actual detención en la sede de la Policía Federal o su traslado a una celda en el Complejo Penitenciario de Papuda, en Brasilia.
Este anuncio llega en un momento complicado para Bolsonaro, quien había estado bajo arresto domiciliario por una serie de medidas cautelares. Recientemente fue trasladado a la Policía Federal tras intentar sabotear la tobillera electrónica que monitoreaba sus movimientos, acción que justificó como producto de «paranoia» y efectos secundarios de medicamentos para tratar problemas de salud mental. A sus 70 años, el exjefe de Estado enfrenta múltiples dolencias, resultado de un atentado en 2018 que le dejó secuelas permanentes.
La condena no solo afecta a Bolsonaro, también se extiende a otros individuos implicados en el intento de socavar la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva después de las elecciones de 2022. Entre ellos, el diputado Alexandre Ramagem, quien se encuentra fugado en Estados Unidos, y el exministro de Justicia Anderson Torres, condenado a 24 años. Con el trasfondo de un clima político tenso, el futuro de Bolsonaro, tanto en términos judiciales como de salud, sigue siendo un tema de gran interés y especulación en Brasil.
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