El singular ‘feminismo’ de la extrema derecha francesa: ‘Violador extranjero, prisión y avión’

En el complejo panorama político actual, la ultraderecha en Europa continúa redefiniendo sus estrategias para captar un electorado más amplio. Un fenómeno particularmente revelador se observa en el contraste entre cómo la derecha radical se posiciona respecto al feminismo en diferentes países. En España, Vox ha convertido su oposición al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en una de sus señas de identidad, asociando este día con el hiyab y el fundamentalismo islámico a través de campañas polémicas. Sin embargo, en Francia, la Agrupación Nacional (RN), liderada por Marine Le Pen, ha optado por una táctica aparentemente más matizada.

La RN ha intentado cooptar y reorientar las reivindicaciones del movimiento feminista para ajustarlas a sus propios fines, un enfoque que ha sido etiquetado como femo-nacionalismo. Con Marine Le Pen al mando desde 2011, el partido ha visto un aumento significativo de su base de votantes femeninas, pasando del 20% al 30% entre las elecciones europeas de 2019 y 2024. Este crecimiento en el apoyo femenino contrasta con la situación en otros países donde figuras como Donald Trump o el partido Vox en España no disfrutan del mismo nivel de simpatía entre las mujeres.

El éxito de RN en las elecciones europeas del año pasado ha estado parcialmente fundamentado en esta estrategia de captación femenina, lo que demuestra el potencial del enfoque femo-nacionalista no solo como una táctica electoral, sino también como un movimiento con incidencia más allá de la política partidista. Asimismo, este enfoque se refleja en el surgimiento de colectivos y personalidades influyentes dentro de la ultraderecha francesa, como el grupo Némesis, que se presenta como un colectivo feminista de derecha y ha ganado notoriedad por sus acciones y presencia en redes sociales.

A pesar de compartir objetivos contra la inmigración y el islam con otros partidos de ultraderecha europeos, la especificidad de la agrupación francesa radica en su capacidad de atraer a una parte del electorado femenino utilizando el feminismo como un caballo de Troya para avanzar su agenda xenófoba. Sin embargo, surge la pregunta sobre la autenticidad de su compromiso con las causas feministas. Mientras que algunos ven una convergencia genuina entre las preocupaciones feministas y las posturas de la derecha radical, otros arguyen que se trata de una estrategia cínica diseñada para explotar las preocupaciones legítimas sobre la seguridad de las mujeres y canalizarlas hacia objetivos políticos más amplios.

Además, este enfoque ha encontrado resonancia más allá de los círculos políticos, con apoyos significativos provenientes de figuras mediáticas y colectivos que, aunque inicialmente no estaban asociados con la ultraderecha, han virado hacia posturas más conservadoras en respuesta a temas como la transición de género y el islam. Estos desarrollos ponen de manifiesto la compleja dinámica entre el feminismo, la identidad nacional y la política de ultraderecha en la Francia contemporánea, un fenómeno que se está observando con atención tanto dentro como fuera del país.

El caso de Némesis y el apoyo que ha conseguido de figuras políticas establecidas, refleja un momento de confluencia entre el activismo feminista de derecha y las agendas políticas más amplias, señalando un cambio potencialmente significativo en el paisaje político francés. A medida que la derecha continúa adaptándose y evolucionando, el femo-nacionalismo emerge como un importante campo de batalla ideológico, donde las nociones de género, raza y nación se encuentran y chocan con consecuencias aún por determinarse.

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