En un movimiento sin precedentes, las principales organizaciones francesas del sector ecológico han expresado su unánime rechazo a las recientes declaraciones de Ségolène Royal, exministra francesa, sobre los productos ecológicos españoles. Ifoam France, la Fédération Nationale d’Agriculture Biologique (FNAB), Synabio, Groupe Ecocert, e Interbio Nouvelle Aquitaine, han hecho eco a las palabras de Álvaro Barrera, presidente de Ecovalia, asegurando que los estándares de producción y controles son idénticos para los productores ecológicos tanto en Francia como en España, siguiendo las estrictas normas del reglamento europeo relativo a la agricultura ecológica.
Esta coalición de entidades ha recordado que las regulaciones de la agricultura orgánica están armonizadas en los 27 Estados miembros de la Unión Europea, desmintiendo así cualquier aseveración que ponga en duda la equivalencia de los controles y estándares entre países. L’Agence Bio, otra voz autorizada en el sector, se ha sumado a esta defensa, subrayando que un producto es certificado como orgánico siempre que cumpla con las especificaciones europeas, independientemente de si es producido en Francia, España, o cualquier otro país miembro. Esta entidad ha enfatizado que no existe distinción entre un «verdadero» o «falso» orgánico en el marco regulatorio europeo.
Las declaraciones de Royal han sido calificadas por estas organizaciones como «objetivamente falsas y difamatorias», poniendo en tela de juicio la integridad del sector ecológico. Además, han manifestado su apoyo a las organizaciones españolas, particularmente a Ecovalia, en su disposición a emprender acciones legales frente a tales acusaciones.
Resaltando la fortaleza del sector ecológico francés, que actualmente produce el 80% de los productos orgánicos consumidos en el país (según datos de Agence Bio), estas organizaciones reiteran su compromiso con el desarrollo sostenible del modelo de producción y transformación orgánica, tanto a nivel nacional como europeo.
Este frente unido no solo refleja la solidaridad entre los productores ecológicos de Francia y España, sino que también subraya la importancia de mantener una perspectiva objetiva y basada en regulaciones claras para el futuro del sector orgánico en Europa.
