Regreso Inesperado en Valle Salvaje
Felipe no ha regresado a Valle Salvaje para pedir perdón, sino que se ha vuelto a asentar en su puesto. Su regreso, de todos modos, desconcierta a la mayoría; sobre todo, a aquellos que presuponían que su historia en el valle había llegado a su conclusión. Desde que su pie ha traspasado el umbral de la Casa Grande, se nota que su meta no es simplemente la reconciliación. Poco tiene que ver con el peón, puesto que se ha convertido en un jugador que ha estado la mayor parte del tiempo al acecho.
Victoria y Mercedes, cada vez más enfrascadas en su lucha por el control, son las primeras en acercarse a él. La ansiedad por conseguir su apoyo les hace traicionar su estrategia. Felipe, quien a la sazón ha demostrado su agudeza, escucha lo que la victoria tarda en decir, y aprovecha esa debilidad. ¿Se dejará llevar por alguna de ellas, o simplemente las hará usar como piezas de un juego? En «Valle Salvaje», la fidelidad es algo irrealizable por la mayoría de los personajes.
Al mismo tiempo, Bernardo sabe que la presencia de Felipe no es casual. Entre ellos hay secretos, hay palabras que posiblemente podrían alterar los acontecimientos. El capataz Leonardo, cada vez más longevo, podría ser el primero en caer si Felipe decide hacerle mover las piezas. En cambio, lo que nadie se imagina es que además de poder, Felipe quiere vengar heridas que nunca sanan y que alguien en el valle deberá pagar por ello.
Su sonrisa reposada encierra una frialdad calculadora y el momento en el que destape las cartas será el del estallido en el valle; allí descubriremos que el hombre que pensaban conocer nunca existió. ¿Qué pasa con Úrsula? Se siente firmísima, pero empieza a notar cómo se mueve el suelo. Felipe no ha olvidado cómo fue aquello de su caída. Ahora tiene los medios para devolvérsela. ¿Es ella la próxima en temblar con la vuelta que hace Felipe?