En un movimiento destinado a reforzar la seguridad fronteriza y mejorar la gestión de la inmigración, el Gobierno británico ha anunciado que a partir de 2025 todos los visitantes a Reino Unido, con la excepción de los ciudadanos británicos e irlandeses, deberán obtener una Autorización Electrónica de Viaje (ETA) antes de ingresar al país. Similar al sistema ESTA de los Estados Unidos, este nuevo requisito busca facilitar un control más riguroso de quienes entran al Reino Unido, con la intención declarada de prevenir el abuso del sistema de inmigración.
La política, que introducirá un cambio significativo en la forma en que los turistas, así como aquellos en tránsito, acceden al Reino Unido, estipula que los candidatos elegibles para la ETA podrán comenzar su proceso de solicitud en línea a partir del 27 de noviembre de 2024. Aquellos que provienen de fuera de Europa y cumplen los requisitos necesitarán esta autorización para viajes que comiencen el 8 de enero de 2025. Posteriormente, la exigencia se extenderá a los visitantes europeos que cumplan los criterios a partir del 5 de marzo de 2025, requiriéndose la ETA para viajes a partir del 2 de abril de 2025.
La ETA, que tendrá un costo de 10 libras (aproximadamente 12 euros), no solo está diseñada para reforzar las medidas de seguridad sino también para simplificar el proceso de ingreso al Reino Unido. Al estar vinculada digitalmente al pasaporte del viajero, permite múltiples ingresos al país para estancias de hasta seis meses durante un período de dos años, o hasta que el pasaporte asociado a la ETA caduque, lo que suceda primero. Este sistema electrónico garantiza un control previo al viaje más exhaustivo, alineándose con las prácticas de otros países que buscan asegurar sus fronteras mediante el uso de tecnologías avanzadas.
Además de reforzar la seguridad, el Gobierno británico promete un proceso de solicitud «simple» en línea, accesible para ciudadanos de ciertos países no pertenecientes a la UE, incluidos varios de Latinoamérica, desde el 27 de noviembre. Con esta iniciativa, el Reino Unido se suma a las naciones que han implementado sistemas electrónicos para gestionar y facilitar los flujos migratorios, mientras se preserva la integridad de sus fronteras. Esta medida representa un paso importante en la modernización del control migratorio británico, y podría tener un impacto significativo en la experiencia de millones de viajeros que cada año eligen al Reino Unido como destino.