El régimen de Siria pone fin al contrato de explotación de Tartús con Rusia

En un sorpresivo giro de los acontecimientos, la empresa rusa Stroytransgaz (STG) ha revelado que la administración siria ha decidido terminar de manera unilateral el contrato de administración del puerto de Tartús, el segundo más importante en Siria. Este acuerdo, firmado en 2019 entre STG y el gobierno del entonces presidente Bashar al Assad, preveía que la gestión del puerto estaría a cargo de la compañía rusa durante 49 años. Sin embargo, según ha trascendido, la decisión de cancelar dicho acuerdo fue informada por el director de aduanas de Tartús, Riyad Judi, sin que se haya notificado oficialmente a la parte rusa sobre este cambio.

Según Judi, quien hizo sus declaraciones al diario ‘Al Watan’, el acuerdo ha sido «cancelado» y todos los ingresos del puerto «han pasado a beneficio del Estado sirio». Esta acción se produce en un contexto en el que la relación entre Rusia y Siria, antiguamente aliados estratégicos, entra en una fase de incertidumbre tras la caída del régimen de Al Assad. Las autoridades rusas, según ha manifestado un portavoz de STG a la agencia TASS, no han sido informadas previamente sobre esta acción unilateral por parte de Siria, una acción que supone una sorpresa y tanto legal como diplomáticamente inusual.

Rusia había traspasado la gestión del puerto a una empresa local en junio de 2023, aunque STG seguía desempeñando «funciones de supervisión hasta la terminación del acuerdo», conforme a lo que ha informado el portavoz de STG. Esta terminación abrupta del acuerdo arroja numerosas interrogantes sobre el futuro de la presencia rusa en Siria y, específicamente, en el estratégico puerto de Tartús.

Analistas de la inteligencia militar británica han señalado este acontecimiento como indicativo de un momento de incertidumbre acerca del acceso y la influencia de Rusia en Siria bajo las nuevas autoridades. Con el contexto de la alianza previamente sólida entre Moscú y Damasco, la cancelación unilateral del acuerdo de Tartús podría representar un cambio significativo en la geopolítica regional, afectando no sólo las operaciones rusas en la región sino también reconfigurando las alianzas y el equilibrio de poder en Medio Oriente.

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