En la Audiencia Provincial de Ciudad Real se ha llevado a cabo este jueves un juicio que ha abordado la delicada y grave acusación de violación contra G.M.S., un refugiado afgano. Durante la sesión, G.M.S. ha defendido su inocencia, manteniendo en todo momento que las relaciones sexuales con la víctima fueron consensuadas y que, según su versión, ocurrieron más de una vez.
El juicio, inicialmente programado para el 14 de enero, se suspendió debido a la incomparecencia del acusado. Durante esta nueva vista, el refugiado narró que la relación sexual en su vivienda fue consensuada y aludió a una segunda ocasión en un parque.
Por su parte, la víctima, quien declaró a través de videoconferencia y asistida por un intérprete, ha desmentido la versión del acusado. Según su relato, no solo negó que hubieran tenido relaciones consentidas en más de una ocasión, sino que describió la agresión sexual que sufrió. La joven explicó que el ataque ocurrió cuando se trasladó a la hogar de G.M.S. para pedirle aguja e hilo para arreglar un pantalón. Al ingresar a su casa, el acusado cerró la puerta con llave y la condujo a su dormitorio, tapando su boca mientras perpetraba la agresión.
La joven ha revelado que, tras los hechos, quedó embarazada y ha experimentado varios intentos de suicidio, además de haber realizado una interrupción voluntaria del embarazo como resultado de la violación sufrida.
G.M.S. enfrenta una acusación seria, ya que la Fiscalía ha solicitado una pena de seis años de prisión por agresión sexual. Además, se ha solicitado que, al cumplir las tres cuartas partes de su condena, sea expulsado del territorio español y se le prohíba regresar al país durante una década. La continuación del juicio y el fallo del tribunal serán determinantes en el desenlace de este caso tan conmocionador y complicado.