En una reciente medida destinada a seguir reduciendo la burocracia federal, el presidente Donald J. Trump firmó una nueva orden ejecutiva que busca eliminar funciones gubernamentales consideradas innecesarias. Esta acción, que asegura un enfoque más eficiente en el funcionamiento del gobierno, se enmarca dentro de los esfuerzos continuos de la administración por disminuir el tamaño del Estado y aumentar la responsabilidad fiscal.
La orden ejecutiva firmada por Trump tiene como objetivo la eliminación de funciones no obligatorias y la reducción de funciones estatutarias de entidades gubernamentales que no son esenciales, limitando su operación a lo estipulado por la ley. Entre los organismos que se verán afectados se incluyen el Servicio Federal de Mediación y Conciliación, la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos, y otros como el Centro Internacional Woodrow Wilson y la Comisión de Investigación del Ártico.
Esta iniciativa se suma a un esfuerzo anterior por deshacerse de entidades gubernamentales superfluas y comités asesores federales, sostenido por un enfoque decidido hacia la reducción del gasto público y la promoción de la innovación dentro del gobierno. Según la administración, el Departamento de Eficiencia Gubernamental ha identificado miles de millones de dólares en desperdicios, fraudes y abusos que amenazan la eficiencia del servicio público.
Con la reducción de estas entidades, se espera que la administración logre un considerable ahorro en los costos para los contribuyentes, a la vez que se aligera la carga administrativa y se realinean las prioridades gubernamentales. Este movimiento también busca devolver el poder a las comunidades locales y a los gobiernos estatales.
Trump ha manifestado en repetidas ocasiones que su mandato se centra en «drain the swamp» (drenar el pantano), es decir, eliminar programas gubernamentales ineficaces que no cumplen con los resultados deseados. El presidente ha subrayado que el gobierno desperdicia miles de millones de dólares cada año en programas duplicados y gastos frívolos que no abordan las necesidades de la ciudadanía.
Entre otros cambios significativos, la administración ha eliminado el Instituto Ejecutivo Federal, un programa destinado a la formación de liderazgo burocrático, y ha establecido el «Departamento de Eficiencia Gubernamental», encargado de proponer cómo hacer más ágil la estructura federal. Además, se lanzó una iniciativa de desregulación 10 a 1, en la que cada nueva regulación debe estar respaldada por beneficios claros y justificables.
A través de esta nueva orden ejecutiva, el presidente Trump reafirma su compromiso de restaurar la eficiencia y responsabilidad dentro del gobierno federal, en un intento por cumplir las promesas hechas a los votantes.
Fuente: WhiteHouse.gov